IMÁGENES, 11: Cincuentón
BUSCARÍAMOS UN CINCUENTÓN QUE, POR CONFIABLE, COMUNICARA QUE ESTÁ GOBERNANDO Y LE CREYÉRAMOS
En la improbabilidad de creer en el actual proceso electoral ¿cabría alguna luz al final del túnel? Especulamos entre nuestros vecinos, sin comprometernos a votar, para no respaldar lo que queda del ya viejo e histórico IFE. Dicho esto, detallemos el título de esta entrega.
Hay una nube que se cierne encima de nosotros. Quiero decir… a mis setenta y pico he sabido de muchos políticos y de sus resultados; pareciera que gente menos vieja coincide a veces y en partes a las impresiones que les comparto. Me baso en dichos de algún vecino.
Entre mis vecinos, algunos pensamos que El Hijo de Peña no ganará. Además de que otros tampoco demasiados, temen el regreso de un PRI estatutario, corporativo, levemente incendiario y sofocante de mediados del siglo veinte, así piensan algunos más de ese expriista, suprematista prieto tabasqueño entre la mitad encuestada que le miden tantos puntos negativos cuanto positivos. A nadie le conviene ninguna ave de tempestades, como tampoco un burócrata que confiesa no tener carrera política. Aquí se mencionan juntos porque no son tan diferentes como quisieran.
Otros vecinos, no muchos, siguen despotricando contra la insana maldad de aquellos católicos que depreciaron instituciones volviéndolas espectáculo de confusiones en los medios, descoordinación de autoridades, dependencia de brujas adivinatorias y ridiculización de la presidencia federal (caso Fox). O dinamita y hielo para los medios con un caradura (como el caso Calderón que además sacó el ejército a las calle y vendió los ferrocarriles para entonces asesorar a los gringos para que los compraran…) Resucitar un caradura más joven ante los cuestionamientos incómodos, como sucesor de las fallidas propuestas blanquiazules, cuando sacaron al PRI de Los Pinos también sería involucionar. Papas, cardenales y obispos les dieron juego a ellos y a sus esposas; volverían a hacerlo con la corte de Anaya. Los tricolores –me dijeron–han abandonado la separación iglesias- estado.
Si el PRI corrupto se debe ir, el PAN también porque el dispendio del bono petrolero de Fox y los afanes de notoriedad abriendo una guerra en pleno fin del siglo veinte mexicano de Calderón ¿no son estupideces políticas equiparables a corromper gobiernos? Cuentan, pero son pocos, los memoriosos de aquellos años azules, pese a la Virgen de Guadalupe, a Corripio Ahumada, al abad Schulenburg y al papa Benito XVI.
Ya todos sabemos que por allí deambulan personas que quieren hacer política fuera de la política, ilusos que creen que su rating en los medios según investigadores industriales, les dan derecho a desear la presidencia, como un sueño de quinceañera (caso Ferriz). Gente que desea llevarse al partido con ella, luego de renunciar a él, como levantando sucursal (caso Margarita) que además lleva el estigma público de su marido, el segundo expresidente panista de triste memoria. Gente que entra y sale del mismo partido según convenga (caso Bronco), en tal caso mejor un caso Brozzo….Gente burócrata sin aval político que intenta la Silla por designio como el menos malo (caso Meade).
Una disgresión–Dos chavos aparecen en el panorama y ambos son dos malas noticias, por el poder que manejan y que se cierne no sobre el elector sino encima de toda la ciudadanía, de cumplirse sus labores. Uno se llama Aurelio Nuño y el otro Damián Zepeda.
El segundo pasa primero porque es el menos peligroso: el PAN está desfondado por desnaturalizarse. Zepeda se comunica en greña y por recetas con un verdor primaveral. Entrevistado por conductores noticiosos, nunca responde las preguntas, mejor coge sendero, echa rollo y se sale del asunto, pese a su poca facilidad de palabra. Es más, polemizando digamos con zorros de la escala Bartlett, de Cárdenas, un Ceballos o Maquío, se lo comerían en minutos. Pero acaso será pasto en manos de otro tartamudo como Yasabesquién. Lo malo es que ya es Presidente de los blanquiazules. Aunque sabe obedecer, que es lo que necesitaría Anaya tras su coronación imperial.
A Aurelio Nuño –también ya citado antes aquí mismo–, alguien ignoto que todos adivinamos le ha visto tal carisma que hará de un candidato blandengue el líder que salvará Los Pinos Tricolores. Porque ha sido nombrado jefe de campaña de Meade (“se dice Mid”) ¿Pero qué mundo es éste? ¿Así defienden la plaza tras de doce años de reposo introspectivo mientras que el PAN sí tomó Los Pinos? ¿Encima del descrédito popular del priismo reciente, por inseguridad, inflación, miseria de la mitad, corrupción generalizada y mala distribución de la riqueza –tan mala como antes del 1910–? Ha sido un sexenio donde INEGI dice una cosa y Banco de México lo opuesto. Cuando la OCDE puja de un lado y recientemente Trump por el otro.
Regresando de la disgresión—-Necesitamos alguien menos joven que Peña pero menos anciano que Yasabesquién. Nos urge confiar en quien diga las cosas con verdad y mesura, sin estridencias, que sepa de lo que está hablando no de lo que queremos escuchar. Realista (no por ser rey, como Anaya quiere) sino apegado a la realidad de ir resolviendo los asuntos con paso firme y voluntad férrea, vocacional en verdad. Que dé su lugar a las encuestas no que viva de ellas. Que hable poco y claro durante la Hora Nacional. Sí, un gobierno fuerte pero noble. Como el que Los Santos Reyes no nos regalaron.
–Dionisio Estrada
(Fecha de publicación 28012018)