Nov 23, 2024

Lech Walesa: «Los sindicatos hemos fallado a los trabajadores»

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MARTHA MOLINA. — Cumplidos los 73, refunfuña de lo lindo. Lo hace, eso sí, con el tono adoctrinador del viejo profesor. Puede que sea fruto de la edad o que obedezca a la saturación del momento. Lech Walesa, fundador del sindicato Solidaridad, desde el que consiguió arañar el derecho de huelga al Gobierno comunista de Polonia en 1980, y presidente de aquel país entre 1990 y 1995, dice que tiene mucha prisa y que llega tarde a sus citas porque los periodistas le preguntamos de más en la segunda jornada de la Cumbre de Premios Nobel de la Paz que se celebró en Bogotá (Colombia) entre el 2 y el 5 de febrero, donde mantuvo esta entrevista con El Huffington Post.

Lech Walesa (Popowo, 1943), Premio Nobel de la Paz 1983, ha sacrificado mucho de su vida personal, hasta la libertad, por los derechos de los trabajadores. Después de conquistas tan arduas, ¿cómo hemos llegado a la involución actual, con la precariedad como característica del empleo en el siglo XXI?

Vivimos un nuevo tiempo, pero todavía no hemos encontrado soluciones para los problemas de esta época. En el pasado, bastaba mirar los datos de desempleo de un país para conocer qué estaba pasando, aislar esa información ahora es imposible en un contexto globalizado. El desempleo es el mal de nuestro tiempo. Cuantas más personas sin trabajo, menos impuestos recaudaremos para pagar los servicios públicos, menos productos compraremos con el consecuente debilitamiento de la economía y más cerca estaremos, entonces, de una nueva revolución. Es falso que no haya suficiente empleo para todos. Debemos insistir en esa línea: el reparto equitativo del trabajo como fuente de riqueza. No podemos aguantar ni permitir más desempleo.

Debemos insistir en el reparto equitativo del trabajo como fuente de riqueza.

Walesa funda Solidaridad, la primera organización sindical libre en el bloque del Este, en 1980. Las sucesivas huelgas que convocó en el Astillero de Gdańsk, antes y después de la legalización del sindicato, abocaron en las primeras elecciones semilibres en Polonia. El aeropuerto de Gdańsk lleva su nombre desde 2004.
Los trabajadores ahora más que nunca temen al desempleo. Conocen las consecuencias de la automatización y saben que esta revolución de los robots puede dejarles sin sustento.

Urge un cambio de perspectiva. La máquina es muy importante para el ser humano, hay que dejar de pensar que expulsa al hombre y le quita el trabajo. Las máquinas están aquí para ayudarnos, para hacer nuestro trabajo y reportarnos dinero. Si modificamos la actitud y dejamos de sentirnos en guerra con las máquinas, todo será más fácil. Comenzamos a ver tentativas de renta básica universal, quizá esta sea la fórmula del futuro cuando las máquinas trabajen por nosotros. Dentro de poco habrá que revisar propuestas antiguas que son muy válidas para nuestro tiempo actual y futuro pero que no han sido implementadas hasta la fecha.

Otra de las amenazas que preocupa es la economía colaborativa, con Uber o Airbn a la cabeza.

Existen muy buenas iniciativas y otras no tan buenas, pero estoy convencido que desde la sabiduría colectiva podemos solucionar cualquier problema. De lo malo también se pueden extraer buenos frutos. El problema es que no hemos cuidado la democracia. Mejorar no es tan difícil. Simplemente, se necesita debate para identificar dónde están las dificultades y superarlas.

¿Así tan fácil?

Hemos cometido muchos errores en el pasado que están siendo aprovechados por los movimientos populistas para ganarse a los ciudadanos con mentiras como esta, pero los sindicatos también hemos fallado a los trabajadores. No todo se ha hecho bien. Necesitamos una Europa nueva, otra Europa es posible.

Durante la Presidencia de Lech Walesa, Polonia experimentó un cambio radical de un régimen comunista bajo la influencia de la Unión Soviética a un país capitalista con una economía de libre mercado de rápido crecimiento y un sistema político multipartidista.

Contra los populismos, un golpe en la mesa

El populismo parece un mal de nuestro tiempo, Estados Unidos lleva la delantera con Donald Trump en la presidencia pero Europa le sigue a muy corta distancia.

Quizá estos populismos ayuden a Europa a despertar y reaccionar de una vez. No necesitamos tanto reflexionar sobre este problema de demagogia como dar un golpe en la mesa para que no volvamos a ver épocas pasadas. Es necesario.

La falta de buenas políticas ha despertado los nacionalismos.

Este tiempo requiere buenas soluciones, pero no llegan. Esa carencia ha despertado los demonios de los nacionalismos, incluso los fanatismos de corte religioso. Ninguno ofrece soluciones aceptables para la ciudadanía, por lo que queda demostrado ridículo de sus ideas. Pongámonos a trabajar porque, si los demagogos y populistas organizan nuestras vidas, nosotros seremos cómplices de lo que ocurra.

Si los demagogos y populistas organizan nuestras vidas, seremos cómplices de lo que ocurra.

De la Guerra Fría a una polémica complicidad

¿En qué sentido la política de Trump tiene impacto en…?

Es lo mismo, también es populismo y demagogia, aunque claro está que hay diferencias y que hay que responder a este asunto de otra manera. El gran problema es que la democracia en sí está en crisis. El poder no debería ejercerse más de dos mandatos seguidos y, quizá, solo uno. En ese caso, mucha más gente se interesaría por la política y habría un mayor compromiso con la democracia. Los gobernantes estarían así menos tentados por el interés propio.

¿En qué sentido la política de Trump tiene impacto, quería decir, en una nueva concepción del orden mundial, en el que Estados Unidos y Rusia simpatizan por primera vez en la Historia?

No, eso no lo sabemos aún. Tenemos poca perspectiva temporal para juzgarlo. Ya veremos.

Trump va en contra del libre mercado y, por ende, de la libre circulación de mano de obra. ¿Otra cuchillada a los derechos de los trabajadores?

En Europa disfrutamos de libertad de movimientos. La gente se va, viaja y trabaja. Estados Unidos, dice Trump, tiene un gran problema con el desempleo. Esta fue una de las mentiras que usó en su campaña electoral y la principal razón por la que fue elegido. Por eso su política es así, aunque no creo que vaya a durarle mucho tiempo.

Bruselas investiga a Varsovia por «vulneraciones al Estado de derecho». La Comisión Europea abrió expediente a Polonia el 13 de enero pasado, es la primera vez que actúa así contra un Estado miembro. La Unión Europea duda de medidas que aumentan el control gubernamental sobre los medios de comunicación.

Polonia, sin embargo, es un país gobernado por el populismo nacionalista, el Partido Ley y Justicia vuelve a repetir en el gobierno y goza de una generosa aceptación (31,8%).

Los demonios populistas han despertado en Polonia ante la falta de buenas propuestas. Si se ofrecen buenas soluciones a las cuestiones esenciales de la sociedad, esos demonios volverán a dormir.

¿Y qué solución valoran los polacos para la crisis de refugiados que rechaza su Gobierno?

Los polacos comprenden la gravedad del problema y no es que lo nieguen. Desde su punto de vista, la crisis solo terminará si el problema se ataca de raíz. Si, por lo tanto, la comunidad internacional pone todo de su parte para acabar con la guerra en Siria.

El Gobierno de Ley y Justicia le acusa de espionaje político. ¿Intenta así reescribir la historia?

Pero no creo que les funcione. Carecen de cualquier oportunidad de cambiar la historia polaca actuando de esta manera. Van a perder la batalla. Con todos los errores que comete, el Gobierno cavará su tumba. Tenemos elecciones en menos de dos años. Entonces, caerá.

Lech Wałesa volvió a optar a la Presidencia de Polonia en las elecciones de 2000, pero recibió únicamente el 1% de los votos.

¿Tan seguro está del hundimiento de Ley y Justicia?

Combatimos la guerra, combatimos el comunismo y también combatiremos a Kaczyński.

(Fecha de publicación 22022017)

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