MÁS IMÁGENES 8. El mundo sin Peña Nieto 1
Días tras el 1 de julio dos connotados priistas dijeron a la prensa, uno “No supimos leer” y otro “No entendimos”. Había explotado la burbuja de cristal que les amparaba y se disolvía el Tricolor. Tres colores desvaídos tanto como el Tri futbolista… (curioso, ambos casos relacionados al emporio Televisa). Y nosotros en el trapecio sin red.
La gente festejaba después de una larga insistencia de una agrupación a punto de ser partido, Morena, que había medido, en cuatro años de gestación, la situación de un régimen en picada; los informados de cabeza fría lamentaban que una nueva aplanadora fuera la medicina contra una crisis política que por anunciada no pudiera resultar hija de alguna componenda aciaga.
Terco, López Obrador finalmente alcanzaba la materialización de un sueño de años, largos recorridos y abundantes disputas contra La mafia en el poder un hecho irrebatible sobre el que enfrentaría soluciones, algunas rebatibles. Pero López tuvo los arrestos que nadie tuvo para subvertirlo todo –todos los demás estaban arrellanados en la poltrona. Así que los votantes le regalaron todo.
Como suele suceder en las revoluciones, seguramente es posible fijar el monto de los cadáveres, como en toda guerra, aunque esta fuera una guerra ciudadana. El levantamiento funcionó y los muertos abundaron, entre ellos Enrique el primero. Segundos fallecidos han sido los tres signantes del Pacto por México (PRI, PAN, PRD) que quedaron en ruinas electorales ¿Qué es lo se hará en el México de López Obrador ante la situación de Nicaragua y la de Venezuela, hoy mismo, sin esperar la versión de los medios de la comunicación comercial, durante la transición? ¿Se irá del lado boliviano de la izquierda que no ve, no oye y no sabe al estilo Evo Morales?
La ecuación es facilona: si lo hizo Peña está mal, dijo la mercadotecnia política. Peña es el capitalista, dijo Trump. La realidad es compleja y oscura, en el historial del desdibujante dueño de la silla presidencial.
Nada hecho por el último (Primer) priista levantó la opinión a favor porque la suerte del mexicano estaba echada; así fue medido por AMLO, con su parte de la verdad. El PRI –gobierno en el poder durante las elecciones– sostuvo su rigidez enferma, lo que le hizo presa fácil del depredador oposicionista alternativo, diferente y aperturista de otro estilo, una variante. ¿Qué tan diferente?
La recaptura de El Chapo no cambió el juicio popular. Para los mexicanos ya nada se hacía en bien de la justicia. Esto revela la caída que va de la incredulidad al desprecio y de allí a la oposición del rechazo absoluto. De allí al boicot de lo tricolor que se dio en las urnas electorales. Visto así, es relativamente dudoso que López haya ganado, lo seguro es que Peña-Videgaray-Meade-Osorio han perdido y por mucha distancia según los desesperados, angustiados electores.
Además Peña fue tres, dicen. La tercera parte fue su canciller (ese que le jaló más hacia abajo, sugiriendo la vista de un Trump en campaña y darle trato de presidente). Un segundo tercio habría de achacarse al eterno secretario de la OCDE, José Ángel Gurría –la madre secreta de las reformas estructurales, pese a lo que alegue el PRD–. Y un tercer tercero que es encarnar al esposo de La Gaviota. Además de ser priista, Peña ha sido un sujeto de la moderna idea del reality show donde Televisa, se cree, llevó la batuta.
Pero así como Trump hace su show, tampoco AMLO hace malos quesos porque la vejez le hace aprender algunos de los caminos de la modernidad global, de los que no puede escapar (la izquierda ha de actualizarse en lo palpable inmediato y rebasar la narrativa salvadora. Precisamente porque el mundo sigue oscilando hacia una indefectible derechización). En este sentido AMLO es casi una oposición mundial.
Frente a la desilusión que nos significaron doce años panistas y por esta estrepitosa caída final del priismo no nos es dable alargar demasiadas expectativas para el 2019, como aquellos que siguen celebrando demasiado este ocaso de los dioses de los más de 70 largos años ésos que porfían en la borrachera morenista. Porque la alternativa foxista fue un muy costoso fiasco que también levantó la misma exultación colectiva de hoy. Deseamos no haber regresado al recambio de dioses, porque lo único que necesitamos son políticos de verdad. Acá nos quedamos con Winston Churchill cuando dijo que el precio de la grandeza es la responsabilidad.
La desaparición de Peña es fruto de dos condiciones. Obvia es el usual desgaste de un presidente agotado—que esta vez es especialmente repudiado—pero la otra es esa inusitada: el magnetismo popular de AMLO quien (con una estridencia cada vez más metálica en la voz), ha borrado al priista de los medios; aquí los medios tienen su cuota pues si Peña ya no asiste a tantos eventos mas que algunos de despedida allí donde no le echan demasiado a la cara, radio y tv se ofrecen a quedar bien con Morena-en-persona… acaso para sobrevivir, quizá para no malquistarse con el próximo gobierno.
La deificación del tabasqueño y la cargada de ese lote variopinto de seguidores, colgados, amarrados a las faldas del líder provocan tanto ruido como para llenar el agujero de la desaparición de Peña. Dentro de la borrachera que decíamos por la que AMLO sigue gobernando a través de un Congreso Aplanador que aprovechó la ola y se encaramó en el poder.
El tabasqueño sigue blandiendo su espada ante la prensa, bombardeando diariamente con alguna palabra, alguna frase, alguna idea que siga inquietando a la sociedad. Sacerdote de su propio culto y mito, continúa labrando la imagen que le servirá para mantenernos en el puño bajo la promesa de una revolución dictada personalmente por nadie más que él, pese a lo que declare (ahora está repitiendo que <no vamos a una dictadura>; alguna razón tendrá para decirlo). De todas maneras persiste la duda si ese bazar que es actualmente Morena pueda seguir bajo ese mismo puño tal como pareciera estar la mitad de todos los otros mexicanos.
Ya viene el gobernar de verdad, sin el reojo de Peña, directamente. Veremos.
–Dionisio Estrada
(FECHA DE PUBLICACIÓN.07/10/2018 //