En Brasil el PT y sus votantes denuncian que hay un golpe en marcha
02.04.2016. RÍO DE JANEIRO, BRASIL. VALERIA SACCONE. “Algunos derechos han sido violados. Los golpes comienzan así”, declaraba esta semana la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, al referirse a la actuación del juez Sergio Moro, que instruye el caso ‘Lava Jato’ sobre los escándalos de corrupción de la empresa Petrobras. La mandataria ha criticado con firmeza la decisión del magistrado de filtrar las escuchas telefónicas realizadas al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, durante una conversación con la propia Dilma.
Al levantar el secreto de sumario, Moro intentaba demostrar que la entrada de Lula en el Gobierno respondía a una estrategia para evitar la cárcel del expresidente a través de la inmunidad parlamentaria. Una estrategia que ha sido quebrada por el poder judicial. Minutos después de la ceremonia de investidura de Lula, este jueves, otro juez federal, Itagiba Cata Preta, suspendía de forma cautelar la posesión del cargo, alegando irregularidades. La medida no ha tardado en ser revocada por el Tribunal Regional Federal de la Segunda Región, que ha considerado que Preta no era competente para impugnar una decisión presidencial de este calado.
Incluso André Bezerra, presidente de la Asociación de Jueces por la Democracia, ha recurrido a la idea del golpe. ‘Si no hay fundamento, el impeachment se convierte en golpe. Es el llamado golpe paraguayo ‘No es la primera vez que Rousseff habla de un golpe de estado. El año pasado, la presidenta respondía con estas palabras a las preguntas de un periodista: “Debemos evitar la intolerancia porque la intolerancia divide al país. Hay un proceso de intolerancia como nunca habíamos visto antes en Brasil, a no ser en el pasado, cuando fue interrumpida la democracia”, dijo al recordar el golpe militar de 1964. “La cultura del golpe todavía existe, pero no hay condiciones materiales para que ocurra”, agregó.
El mismo Lula agitó el fantasma del golpe en diciembre en Berlín. Durante una conferencia conjunta con el partido SPD, el expresidente dijo que Brasil vive hoy “el periodo más largo de la democracia de nuestra historia”, pero que existe un “intento de golpe explícito contra la presidenta Dilma Rousseff”, al referirse a la posibilidad del ‘impeachment’.
Incluso el juez André Bezerra, presidente de la Asociación de Jueces por la Democracia, ha recurrido a la idea del golpe. “Aunque esté previsto en la Constitución, el ‘impeachment’ tiene de tener fundamento. Si no hay fundamento, el ‘impeachment’ se convierte en golpe. Es el llamado golpe paraguayo, o golpe de moda en la América Latina en el siglo XXI, o golpe con barniz constitucional”, ha declarado recientemente Bezerra.
Desde que empezaron las protestas antigubernamentales, hace un año, y la idea del ‘impeachment’ de Dilma ha ido cuajando entre la opinión pública y la oposición, tanto el Partido de los Trabajadores (PT) como sus seguidores han denunciado en varias ocasiones que hay un golpe en marcha en Brasil. Se cita el golpe en relación al ‘impeachment’, a la detención de Lula, a la anulación de la investidura de Lula como ministro y a la posibilidad de que el poder judicial anule las elecciones presidenciales de 2014, si se demuestra que hubo una financiación irregular. Pero ¿existe realmente una amenaza de golpe en Brasil? ¿Dónde está el límite entre la teoría de la conspiración y la realidad?
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