Abigael Bohórquez, un aporte de la nómina de escritores homosexuales del siglo XX
CIUDAD DE MÉXICO. MX. — En el marco del ciclo de Escritura y diversidad sexual, organizado por la Coordinación Nacional de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes, Mario Bojórquez y Gerardo Bustamante Bermúdez, expertos en la obra del poeta, dramaturgo, profesor y gestor cultural sonorense Abigael Bohórquez, lo evocarán en una charla a dos voces para examinar sus aportes a las letras mexicanas del siglo XX.
La condición actual de Abigael Bohórquez es la de un poeta cuya obra es muy viva y el público así la siente, sin embargo, no siempre fue así, señala Gerardo Bustamante, especialista en su obra: “Bohórquez fue bastante rechazado en su momento porque hay un asunto en el que poco se ha reparado: ser pobre y homosexual se convierte en un estigma, sobre todo en los años sesenta del siglo pasado”.
Poesida (1996) es uno de los libros más revisitados por los lectores de la obra del sonorense, quizás porque en el panorama de la poesía nacional del siglo XX no hay poemarios similares. Habían pasado solo algunos años de la aparición del VIH cuando se publicó y el estigma por parte de la sociedad seguía siendo muy fuerte hacia la comunidad homosexual.
“Este libro fue de gran valor porque el autor habla en primera persona para tratar la otredad, la discriminación por un tema casi desconocido en el momento, tema que marcaba y rechazaba a los portadores del VIH. Él fue el primer escritor mexicano que lleva al terreno de la poesía un tema que se ocultaba.
“Ese libro ha tenido 4 reediciones en México y está por aparecer la quinta. La terrible soledad y el desprecio social y familiar de los que viven con VIH llevan a Bohórquez a elaborar esa crónica poética como homenaje a los caídos, a los estigmatizados. Él los reivindica y por eso su libro fue un arma de defensa. Bohórquez no militó en grupos de homosexuales, pero su contribución fue a través de la palabra. Poesida abrió una brecha para los poetas posteriores que hablan sobre prácticas sexuales sin mayor problema”.
Abigael Bohórquez se diferenció de otros intelectuales por hablar abiertamente sobre su homosexualidad en su obra. ¿Qué significó esa actitud en un medio tan prejuicioso como era entonces? “Significó el silencio”, afirma Bustamante, y aclara que para muchas personas todavía resulta bastante escandaloso escuchar o leer poemas sexuales de Bohórquez. “Textos comoMemoria en alta milpa (1975) y Digo lo que amo (1976) están ilustrados por Leopoldo Estrada y Gonzalo Utrilla, respectivamente. Ahí hay un discurso visual homoerótico muy evidente, de tal forma que las editoriales no mostraron interés alguno en su obra.
“Al paso de las décadas, Abigael Bohórquez debe considerarse como un aporte dentro de la nómina de escritores homosexuales del siglo XX. Si pensamos en Salvador Novo, habría que señalar que este siempre tuvo presencia dentro de las instituciones, que fue el cronista de la ciudad y que siempre supo colocarse. Bohórquez más bien permaneció al margen. Él sabía que los temas confesionales en el terreno de la sexualidad y de la política no eran cómodos, pero siempre fue consecuente con sus actos”.
Efraín Huerta, Margarita Paz Paredes, Miguel Guardia, Carlos Pellicer y Dionicio Morales, entre otros, destacan por haber tenido una estrecha relación de amistad con Bohórquez, pero no así con otros autores, quienes jamás voltearon a ver el trabajo poético y dramático del sonorense. “Desde ese punto de vista sí resulta marginal porque la indiferencia es una forma de rechazo”, dijo.
“Por supuesto que Bohórquez no podía pasar desapercibido; estamos hablando de un artista, de un poeta y dramaturgo de gran alcance. Resulta marginal porque sus publicaciones de los años sesenta y setenta se hicieron en pequeñas editoriales e imprentas; la mayoría de las veces él mismo costeaba el tiraje, repartía libros entre amigos y seguía su vida, que dicho sea de paso era bastante bohemia y sexual. El mundo literario conocía su vida licenciosa porque él no la ocultaba. Las parrandas y los muchos amantes también lo hacen ver en su época como un sujeto no grato para las buenas conciencias. La moralidad llega a la escritura y es ahí donde su obra no alcanzó la distribución adecuada”, finalizó Bustamante.
(Fecha de publicación 05062018 /INBA)