Aún cuesta aceptar lo ocurrido el 5 de junio de 2009
HERMOSILLO, SONORA.MX.— A siete años del incendio de la Guardería ABC, que cobró la vida de 49 niños y dejó secuelas en otros 104, la comunidad no olvida y menos sus familiares, a quienes aún les cuesta aceptar lo ocurrido ese trágico 5 de junio de 2009.
El psicoterapeuta y académico de la Universidad de Sonora Raúl Martínez Mir señaló que fue una catástrofe muy grande, no sólo de Sonora sino del mundo, y resaltó el vuelco que hubo por parte de la sociedad, que reaccionó muy positivamente, ayudando dentro de sus posibilidades a las familias.
El profesor de asignatura del Departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación dijo que junto con un grupo de estudiantes de la alma mater apoyó a familiares de las víctimas, y hace siete años les comentó a algunos de ellos que dada la naturaleza de lo que les pasó, ninguna sentencia los iba a dejar conformes.
“Y aunque hay papás que sí siguieron adelante, algunos desean una justica que es imposible de conseguir por medio de la vía legal. Salió una sentencia que no los va a dejar satisfechos, y lo que esas personas necesitan para sentir justicia es prácticamente imposible de alcanzar, porque no hay poder legal, ni terrenal, diciéndolo muy claramente, que pueda devolverles a sus hijos, y obviamente el sentimiento de injusticia, de impotencia que ellos tienen es inagotable”, destacó.
Martínez Mir, especialista en Manejo de Crisis, Psicología Clínica y Conductas Adictivas, expresó además que este accidente, que nadie quería que ocurriera, originó que se hayan modificado varias leyes que hoy protegen a muchas más personas.
“Si esa desgracia no hubiera ocurrido, no nos hubiéramos fijado tanto en ese tipo de problemáticas, y a partir de ahí se han desarrollado un montón de instituciones y asociaciones civiles, centrándose en las urgencias de las crisis y en esas necesidades que son reales, un efecto positivo, sin duda”, indicó.
Después de que ocurrió el incendio, Raúl Martínez en distintas oportunidades manifestó que dejaran que los familiares tuvieran su duelo, y que como a muchos de ellos no los han dejado, las consecuencias se derivan de un duelo patológico, porque apenas lo estaban logrando cuando llegaba alguien más a recordarles o a prometerles algunas cosas.
Reveló que también las víctimas y sus familiares tenían una necesidad y debían recibir apoyos. “En lo que no estoy de acuerdo es que por esta desgracia reciban un trato preferencial, y desde mi punto de vista particular, algunos de ellos han abusado de esta situación o han sido manipulados”.
Algunos niños van a estar marcados, señaló, pero lo van a estar aún más por la gente que los rodea y el trato que les dan, que por el propio accidente y cómo les afectó. “Les han reforzado tanto el papel de víctimas, que no los han dejado superar su duelo y seguir adelante con su vida”.
Dijo que a partir de este lamentable hecho se generaron no sólo leyes sino un movimiento de personas que se agruparon para dar apoyo, y ha habido múltiples capacitaciones a los especialistas, y la propia Universidad de Sonora integró materias que abordan el manejo de crisis.
“En catástrofes como ésta, los especialistas se ven desbordados: en Hermosillo nos vimos superados, y a partir de ahí nos hemos estado formando, así como el cuerpo de bomberos y la Policía Municipal. Todo eso nace a partir del 5 de junio, donde hubo muchas cosas muy malas, pero a partir de eso se han salvado muchas vidas, porque demostró que había un déficit y que teníamos que trabajar para subsanarlo”, apuntó.
(Fecha de publicación:04062016)