Conflicto palestino; causas y desarrollo de las tensiones
20112015. RASOUL GOUDARZI.— Toda Palestina, en estos momentos, es testigo de las altas tensiones que comenzaron a principios de octubre con las profanaciones israelíes a la Mezquita Al-Aqsa.
Los palestinos creen que el régimen de Tel Aviv con estas medidas busca judaizar el recinto y eliminar su identidad islámica, por lo que han llamado a una tercera Intifada, con el fin de impedir ese objetivo. Por su parte, el premier israelí, Benyamin Netanyahu, acusa a los palestinos de impedir la materialización del plan de paz, al no reconocer el “estado judío”.
En el siguiente artículo pretendemos hacer un repaso a la historia de la ocupación israelí, los aspectos de las tensiones y sus posibles consecuencias.
Comienzo de la ocupación
En 2 de noviembre de 1917, el secretario de Relaciones Exteriores británico, Arthur James Balfour, publicó una declaración favorable a la creación de un hogar para los judíos dentro de los territorios de Palestina. Solo un año después de esta declaración, en 1918, el Reino Unido ocupó Palestina y entre 1919 y 1923, unos 35 mil judíos emigraron hacia Palestina. También, entre 1932 y 1935, otros ciento cuarenta y cinco entraron ilegalmente a ese país, con apoyo del Gobierno británico. La ola migratoria fue de tal manera que el censo realizado en 1938 demostró un aumento del 30 por ciento en la población judía en esos territorios.
La situación avanzó al punto de que, en 1945, en un acto coordinado con Washington, Londres envió otros cien mil judíos desde Europa y EE.UU. a Palestina y, en ese año, la población judía conformaba ya el 32.9 por ciento de los residentes en el país árabe. En 1948, los judíos saquearon las tierras de los palestinos y motivaron la migración de cientos de miles de ellos. En estas circunstancias, el Reino Unido dejó el Mandato de la Sociedad de Naciones sobre Palestina y el entonces premier israelí, David Ben-Gurión, declaró la independencia de su régimen dentro de los territorios palestinos.
A partir de esa fecha, los israelíes atacaron en varias oportunidades a los países árabes de la región y el resto de los territorios palestinos. Esta ocupación provocó la rabia de los palestinos que veían saqueados sus territorios y no toleraban la violación de su integridad territorial. Un sentimiento que hasta el día de hoy sigue vigente e, incluso, se agrava cada día más. En dos oportunidades, la rabia palestina ha provocado dos levantamientos populares (Intifadas); el primero, en 1987 y continuó hasta 1933, cuando se firmaron los Acuerdos de Oslo. El segundo que comenzó en 2000 y acabó en 2005 con miles de palestinos muertos.
Tercera Intifada
Los dirigentes de las principales facciones palestinas han llamado a una tercera Intifada, pero aunque esta podría ser como los dos anteriores, desde el punto de vista del número de muertos y heridos, sería diferente desde otros aspectos, ya que la situación ha cambiado a favor de Palestina. Hoy día, la opinión pública mundial se orienta más hacia la Palestina y la defienden ante el régimen israelí. Esta situación resulta evidente en las marchas que se realizan a lo largo del mundo bajo el lema de “Palestina Libre”. También hay que sumar el reconocimiento a este país por parte de diferentes gobiernos africanos, latinoamericanos, de Suiza y el Vaticano, junto a los estudios de algunos Parlamentos europeos para reconocer a Palestina.
Además, la posición del país árabe en la arena internacional está mejorando, ya que ha llegado a ser reconocido como Estado observador no miembro de la ONU, algo que le permite incorporarse a diferentes agencias de ese organismo internacional, como la Corte Penal Internacional.
Mientras tanto, todo lo contrario ocurre con el régimen israelí. Diferentes países, entre ellos varios europeos que se consideran amigos y aliados de Israel, han lanzado campañas de Boicot contra productos de ese régimen para ejercer presión y obligarlo a dejar a un lado sus crímenes contra los palestinos. Un duro golpe que recibió el régimen de Tel Aviv fue la firma del acuerdo nuclear entre Irán y el Grupo 5+1, compuesto por la mayoría de sus principales aliados, como muestra de la pérdida de valor ante estos.
En estas circunstancias, el régimen de Tel Aviv, en lugar de reconocer que los palestinos quieren solo su libertad, independencia, la paz, desarrollo e integridad territorial, mantiene su actitud, a costas de ver dañada su imagen ante la comunidad internacional.
Incluso, durante su intervención en un evento organizado en Washington por el centro de estudios políticos republicano, el titular israelí habló como si se hubiera olvidado de quiénes son realmente los ocupadores y los represores. Dijo: “Vamos a tener paz cuando los palestinos nos concedan lo que nos piden que les demos. Vamos a permitirles tener un Estado propio, pero, tienen que reconciliarse con el hecho de que tenemos un Estado propio y está aquí para quedarse”. A la vez, añadió: “El núcleo del conflicto específico entre Israel y los palestinos es la persistente negativa de estos a reconocer un Estado judío en cualquier frontera. Es por ello que este conflicto ha durado unos 50 años, antes de que hubiera un estado, antes de que hubiera territorios, antes de que hubiera asentamientos”.
Sus palabras ponen de relieve que la tensión entre ambos seguirá latente, ya que el represor se ha autoconvencido de ser la víctima de la situación y, ahora, condiciona el proceso para alcanzar la paz.
Además, Netanyahu y otras autoridades israelíes deben saber que no pueden contar siempre con el apoyo de EE.UU., Francia, y otros aliados porque, en el mundo de la política, los intereses de los países cambian de acuerdo con la situación en que se encuentran. Por tanto, de no poner fin a su hostilidad y no tener en cuenta la democracia y la lógica, podría enfrentarse a peores consecuencias e, incluso, al aislamiento.