DE UN PLUMAZO. Cien días que cambiaron a la sociedad
Tengo un amigo que siempre está despotricando contra el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no es del PAN, ni del PRI, menos del PRD. No es de ningún partido, es más, es apartidista cien por ciento a pesar de que diga el presidente que no se puede ser apartidista. Reconozco que es un intelectual perdido en una ciudad que no lo ha descubierto o no lo quiso descubrirlo en su momento, pero él pertenece al porcentaje menor de las encuestas que no aprueban o ven mal la forma como está haciendo las cosas el actual mandatario.
Sin embargo, un hombre común de la ciudad donde vivo dice que la llegada de López Obrador es lo mejor que le pudo haber pasado a nuestro país, yo en lo personal estoy de acuerdo con él.
Y estoy de acuerdo con él y con la gran mayoría que votó por un cambio de régimen porque México ya requería de un cambio de rumbo. Desde tiempos de Colosio ya se escuchaban los gritos de una población “con sed de justicia” y desesperada por una opresión de muchos años.
Sin embargo y a pesar de todo esto, el sistema mexicano opto por seguir con un gobierno que terminara de saquear las riquezas de esta nación, apresurando el proceso porque sabían que de un momento a otro este país podría reventar.
La llegada de López Obrador, para bien o para mal, significa que la sociedad no se involucró en una guerra civil y no se dejó llevar a caminos violentos donde todos perdieran. La esperanza que ofrece el actual mandatario de algo mejor es como un aliciente que da la oportunidad de esperar un sexenio más para reconocer nuevos rostros, nuevos escenarios y nuevos retos.
Es verdad que la corrupción no terminará en cien días y tal vez tampoco en un sexenio, pero si se aplican las leyes anticorrupción, les aseguro que bajara de manera sustancial. La sociedad aún no confía al 100 en las promesas del presidente, porque se su tardanza en aplicar la ley a los corruptos de los sexenios anteriores ha debilitado su credibilidad.
Otro punto que debilita la credibilidad del presidente es sin duda la forma de hacer las cosas. Suelta mucha información y habla de que tiene datos de personajes, pero no los enjuician y cuando llegan a detenerlos los tienen que soltar porque no tienen pruebas suficientes.
Los cien días que han transcurrido del periodo de Obrador muestran a un mandatario que al menos reconoce que este país esta mal y que se requiere cirugía mayor y la operación debe iniciar con un plan que lamentablemente no se tiene y que empieza tarde. En lo personal, pensaba que el Plan Nacional de Desarrollo (PND) ya estaba elaborado por el equipo del presidente y ahora se empieza a conocer que no. Lamentable que se esté trabajando sin un Plan definido o si se tiene, que se le muestre a la sociedad de inmediato. De una cosa estoy seguro todos saldremos victoriosos.
Publicada 13/03/2019