DE UN PLUMAZO. ¿De dónde viene la violencia?
HERMOSILLO, SONORA. MX. — Hace unos días uno de los candidatos a la presidencia de nuestro país señaló que “quien habla el lenguaje de la violencia, no merece gobernar México”. Yo agregaría “quién levanta falsedades sobre sus adversarios tampoco”. Recordemos que ahora más que nunca, los candidatos son muy amantes de darle con el bat al opositor y enderezar la violencia verbal para provocar más violencia en los que le escuchan. No se vale.
Nuestro país no se caracteriza por tener de población un racimo de mentes positivas y muy educadas; cuando mucho, se podría decir que somos un conglomerado muy heterogéneo de mentes variadamente pensantes. Unos pensamos en el otro, en la otra; en cómo golpear al vecino, en cómo chingar al que se deja. Y aquellos pocos — porque todavía faltan muchos— que piensan cómo salir adelante, cómo lograr las metas, cómo cambiar el sistema, cómo hacerle para ganar más sin perjudicar a los demás. En fin, somos un pueblo desde arriba hasta abajo y los que se quedan en medio de la torta son los que no se quejan pero apechugan todo el golpe de lo cotidiano.
El candidato presidencial que cita a aquéllos que hablan el lenguaje de la violencia no conoce México, porque el lenguaje cotidiano es justamente el de la violencia. Al parecer este personaje vive en otra burbuja de cristal como la que envolvió al actual mandatario EPN y de donde saldrá hasta el instante en que se termine su mandato.
Tal vez en ese momento, por fín, será cuando vea las cosas en perspectiva y se dé cuenta del país que deja a las nuevas generaciones porque, ya sin el aparato “protector” del Estado, será diferente.
Los candidatos a la presidencia están en sintonía. Sintonía para hablar mal del que va en primer lugar, todos están contra el primero, como en los deportes. Aunque están programados para confundir a la población y seguirle mintiendo acerca de sus relaciones oscuras con Hugo Chávez, con Maduro y de cuanto personaje se le pueda achacar al candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). ¿Ya no se acuerda el ahora neoliberal PRI era un partido socialista? Meade no conoce la historia del partido porque es un forastero, pero los nuevos cuadros se avergüenzan de ese pasado.
Cuando expropió el petróleo, Lázaro Cárdenas era el Maduro o el Hugo Chávez o de su tiempo. Un Fidel de entonces. Pero El Tata era querido por la población mexicana porque se sumergía en las clases sociales, se manchaba con la manteca de las tortillas, con el estiércol de las caballerizas de los ranchos que visitaba. Cárdenas era un caudillo, aún cuando el sistema lo niegue. Pero mira que nos fue bien.
Por lo pronto, vaya un mensaje para los que la juegan: Hay que hacer la tarea, ahora más vale que nunca, señores Fox Calderón, Peña. En México no se necesita ser candidato para hablar del futuro, de ideas, de proyectos de infraestructura, de la importancia de potenciar el Puerto de Salina Cruz, de la importancia de terminar la infraestructura hospitalaria, de tener escuelas, de apostarle a la niñez y a la juventud, porque este país es el más diagnosticado…y hasta allí.
En México se necesita “activar” la esperanza de la gente en un futuro mejor, se necesita tener un proyecto definido y no solo ideas y planes. Se requiere trabajar al lado de las mayorías, de las grandes masas que mueven este país. Se necesita trabajar haciendo equipo con la población de modo que todos entiendan que sólo jalando parejo lograremos salir de este hoyo en el que nos metieron. Nos mintieron desde hace seis, doce, dieciocho, veinticuatro años. Y les creímos.
(Fecha de publicación 20042018)