Sep 20, 2024

Día de muertos: un recorrido psicológico

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México es un país rico por su cultura, desde la época prehispánica los rituales, las tradiciones y la celebración han permitido construir un sentido de identidad, de pertenencia, en donde cada celebración trae consigo, reflexión, unión y hermandad, y esa la riqueza cultural del país nos han permitido construir y elaborar procesos psicológicos más complejos.

Muchas de las celebraciones de nuestro país adquieren una función psicológica, reparadora y sanadora que nos permite canalizar energía mental, emocional y de nuestra conducta a un evento que en el sentido colectivo, donde el lazo social trae consigo un significado muy profundo más allá de una simple diversión.

Este sin duda es el caso de la celebración de día de muertos, una tradición que comenzó en los antiguos pueblos indígenas, donde “la persona rendía un tributo a la muerte», la cual tenía lugar en la última semana de octubre y hasta los primeros días de noviembre. La muerte era concebida como el inicio del viaje hacia el Mictlán (lugar de los muertos), en el cual el alma del difunto debía atravesar diversos obstáculos hasta llegar con Mictlantecuhtli (señor de los muertos) y Mictecacíhuatl (señora de los muertos). Al llegar con los dioses del Mictlán, se les debía hacer una ofrenda para así conseguir el descanso eterno (Molina A, 2020).

La tradición ha sido modificada con la llegada de los españoles y la evangelización, ya que se utiliza este día para conectar con aquellos que ya no están, por medio de actos simbólicos como la elaboración de altares, elementos  específicos, como flores, comida, ropa y caminos de cempasúchil, asistir a las tumbas o mausoleos de sus difuntos, esta serie de actos permiten que las personas por lo menos en este día hagan corta la distancia que existe entre la vida y la muerte, un día donde se permite burlar la ausencia y por el contrario aparece un reencuentro con aquellos a los que se les amó en vida, y después de ella se les sigue deseando, esperando y honrando.

Es de aquí donde podemos encontrar el significado más profundo para la mente humana de dicha celebración, un día en donde la muerte es vida, en donde se puede demostrar que seguimos amando, que año con año seguimos esperando ese reencuentro con el más allá, quizás sea parte del deseo intrínseco de todo ser humano, de no perder, de no soltar, de no morir, de eternidad.

De este modo cada elemento es cuidadosamente colocado, preparado, empotrado en el altar, ya que se tiene la fiel creencia y convicción de que el difunto podrá experimentar la extensión del amor de los vivos en esos elementos, las personas que realizan los altares se quieren asegurar así que el difunto se sienta satisfecho y vuelva cada año.

Ante esto grandes pensadores de la psicología como Freud mencionaba “que la muerte traen consigo cierta desestructura mental, puesto que siempre se produce un desajuste por la pérdida de un ser querido o de una abstracción que haga las veces de él” (1917), de aquí que ante la pérdida o muerte de alguien nos aferramos a los objetos que los representen pero el examen de realidad muestra que el objeto amado ya no existe, frente a esto surge una resistencia, por lo que el objeto o la persona perdida va a ser introyectado a través de recuerdos y pensamientos en la mente de sus seres queridos, porque así se aseguran que sigue existiendo en el psiquismo, en la mente humana, hasta que se integra la  pérdida y podemos continuar.

Justo es esto lo que vuelve tan interesante la celebración de día de muertos, pues pareciera que esta integración e idea de que el objeto perdido ya solo existe en la mente se rompe y se confronta con la celebración de día de muertos, logrando que por un instante vuelva a existir en la realidad, por ello no basta con saber que es un día de encuentro emocional sino que se ejecuta en lo real, de ese modo se prepara comida real y no una abstracción de ella, se quedan a dormir en la tumba o bien se ponen a contar historias para el difunto, sin duda es la forma que los mexicanos hemos encontrado para amalgamar la vida con la muerte, para demostrar que al menos por un día, volvemos a coexistir en la realidad  con aquel ser que amamos, y lejos de ser una forma de negación ante la muerte llega a ser una forma de ir integrando gradualmente que pese a una muerte física siempre tendremos poder sobre nuestra capacidad de seguir amando, recordando y existiendo.

El Día de muertos es sin duda un llamado para valorar la vida y reflexionar sobre la espiral de violencia que se recrudece a pesar de las promesas de nuestros políticos, y donde podamos mejorar la salud mental desde nuestra cultura.

Fuente: Asociación Mexicana de Psicología

Fecha de publicación  sábado 29 de octubre de 2022

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