Nov 27, 2024

Dos futbolistas mexicanas se mudan a Islandia para vivir su amor sin prejuicios

0

ESTADOS UNIDOS. — Desde la ventana de la cocina de su cabaña, se alcanza a ver el estadio de fútbol en el que Bianca Sierra y Stephany Mayor entrenan diario. Mayor, quien juega en un equipo de primera división islandés, dice que está viviendo sus sueños, sobre todo porque duerme tan cerca del césped.

“Es como estar en La Masía”, dijo, en referencia al centro de formación del FC Barcelona, ubicado cerca del Camp Nou. Pero Mayor y Sierra tenían otro sueño cuando se mudaron a esta ciudad pesquera del norte islandés: querían poder jugar en el mismo equipo sin dejar de ser pareja.

Mayor, delantera, y Sierra, defensa, posiblemente sean las primeras atletas profesionales abiertamente homosexuales de México y, definitivamente, son las primeras personas de la selección –varonil o femenil– que han discutido su orientación sexual. Ambas han representado a México en competencias internacionales y fueron parte de la selección que disputó la Copa del Mundo de Canadá 2015.

Sin embargo, tuvieron que dejar su hogar y mudarse a más de 7000 kilómetros para sentirse aceptadas.

Dijeron que en México se enfrentaron con un poderoso director técnico que les ordenó que escondieran su relación, así como con una cultura en la que los fanáticos del deporte han obviado las multas que conlleva lanzar un grito homofóbico.

Cuando Sierra y Mayor revelaron su relación, al publicar fotos en redes sociales en las que anunciaban su amor, fueron víctimas de acoso en línea.

Mayor y Sierra anunciaron públicamente su relación en 2016, un año después de que el DT de la selección femenil insinuó que debían mantenerla en secreto. Credit Andrew Testa para The New York Times

Pero aquí en Akureyri dicen sentirse bienvenidas. Son estrellas de un equipo invicto de la principal liga femenil. Los habitantes locales las saludan en las calles y el entrenador de su equipo, el Thor-KA, celebra su talento.

“Desde el principio sentimos que aquí valoraban nuestro trabajo, nos valoraban como futbolistas, sin prejuicios”, dijo Sierra.

Mayor y Sierra, ambas de 25 años, ahora cuentan por primera vez su historia, justo cuando la Federación Mexicana de Fútbol (FMF) enfrenta críticas y varias multas de la FIFA por ignorar el grito homofóbico que lanzan sus aficionados cuando hay saque de meta. FMF ya fue sancionada por más de 100.000 dólares y en junio, durante la Copa Confederaciones, la FIFA advirtió que los partidos de la selección podrían ser suspendidos si seguía el grito.

Es un contexto que ayuda a explicar por qué, en varias entrevistas, Sierra y Mayor dijeron que lo mejor para sus vidas personales y profesionales era dejar México.

Sierra es una mexicana-estadounidense cuyos padres tienen una cadena de restaurantes de comida mexicana en el área de la bahía en San Francisco; ella creció jugando fútbol. Cuando todavía era adolescente, estrella del equipo de su colegio en Mountain View, California, atrajo la atención de Leonardo Cuéllar, quien fue por mucho tiempo el director técnico de la selección femenil mexicana. Cuéllar la reclutó para que jugara en el equipo de la sub-20 en 2010.

Mayor es oriunda de Azcapotzalco, al norte de Ciudad de México. Cuando era adolescente practicaba jugando en ligas amateur masculinas y atrajo la atención de la FMF en una convocatoria abierta; como Sierra, empezó a jugar en las selecciones juveniles.

Ahí fue donde se conocieron: compartieron cuarto durante la Copa Mundial Sub-20 de Alemania 2010. Se volvieron buenas amigas, pero todavía no eran pareja. Sierra regresó después a Estados Unidos para estudiar becada en la Universidad de Auburn, mientras que Mayor regresó a México.

A la izquierda, Mayor durante un partido de la selección mexicana en 2014. A la derecha, Sierra en un partido de la CONCACAF en 2012. Credit Michael B. Thomas/Getty Images, Jeff Vinnick/Getty Images

No fue sino hasta 2013, cuando ambas fueron convocadas a la selección para un torneo en China, que floreció el romance. Mayor dijo que estar con Sierra, quien creció en Estados Unidos —donde son más comunes las relaciones gay en los equipos femeniles de diversos deportes— la ayudó a aceptarse más a sí misma.

“Hay muchos tabúes en México para hablar de la sexualidad”, dijo Mayor. “Hay cosas que no se hablan, es algo yo creo cultural, no es fácil abrir tu relación. Para mi fue fácil abrirme con ella porque ella desde el principio tenía sus ideas claras de lo que quería, eso me ayudó mucho”.

Mantuvieron una relación de larga distancia cuando Sierra fue contratada para jugar en el Washington Spirit, equipo de la liga femenil estadounidense, la National Women’s Soccer League. Solo se veían cara a cara cuando Sierra viajaba a los entrenamientos o torneos de la selección mexicana.

Las dos dicen que siempre fueron abiertas con las otras jugadoras del equipo y con sus familias; cuando viajaban compartían cuarto y siempre estaban juntas. Sin embargo, su afecto llamó la atención de Cuéllar.

Leonardo Cuéllar fue por mucho tiempo el director técnico de la selección femenil de México. Renunció en abril de 2016 después de varios resultados desfavorables.

Durante décadas, Cuéllar fue la principal figura del fútbol femenil en México. Un exjugador de la North American Soccer League y de Pumas en la liga mexicana, empezó su carrera como director técnico en los años ochenta en Los Ángeles, con el Cal State. En 1998, cuando el fútbol femenil tuvo su auge en Estados Unidos, regresó a México para construir el programa de mujeres. Encabezó la selección durante 18 años, desde su infancia hasta su calificación a tres mundiales.

En 2015, durante un torneo previo a la Copa Mundial, en Chipre, Cuéllar convocó a las jugadoras para una reunión sobre las reglas del equipo. En medio de un discurso sobre cómo no deben tomar alcohol y que deben ser cuidadosas al usar redes sociales, hizo un comentario que las jugadoras sintieron como una referencia explícita a su relación.

“Dijo: ‘A mí no me importa si son novias o no, pero no las quiero ver ahí agarradas de la mano o haciendo desfiguros’”, recordó Mayor sobre la conversación. Como ella y Sierra eran la única pareja en el equipo, dijo, todas supieron a quiénes estaba dirigida la orden de Cuéllar. “Si lo piensas no creo que le dicen a un jugador hombre de la selección mexicana que no bese o agarre a su novia con el uniforme”.

“Es difícil pensar que eso pase en Estados Unidos”, dijo Sierra. Cuando Estados Unidos ganó “el Mundial en Canadá, Abby Wambach besó a su esposa en el campo; es algo normal”.

Otras dos jugadoras que estuvieron en la reunión de Chipre confirmaron el relato de Mayor y Sierra, pero pidieron mantener su anonimato porque todavía están en la selección. Cuéllar no hizo comentarios sobre lo contado por las jugadoras ni declaraciones para este artículo.(Tomado de The New York Times)

(Fecha de publicación 07072017

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.