El acto de recibimiento duró 30 minutos más de lo previsto
12022016. CIUDAD DE MÉXICO. MX.— El Papa Francisco rompió el protocolo. Desde que descendió del avió no respetó la alfombra roja que colocaron en el hangar presidencial; en cambio, por 45 minutos caminó entre las vallas a besar a los niños, bendecir a los asistentes y saludar a los funcionarios públicos.
El acto de bienvenida estaba programado para durar únicamente 15 minutos pero duró media hora más.
El avión que lo trajo a México aterrizó a las 19:15 horas y el Pontífice descendió a las 19:30 horas para saludar a las cinco mil personas que se dieron cita para recibirlo.
El programa iba al pie de la letra y de repente, el Papa Francisco se salió de la alfombra roja donde lo habían recibido el Presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, para acercarse a saludar a los niños del coro, los mariachis y bendecir a los asistentes.
Antes de que terminara la recepción oficial, el Papa Francisco saludó a más personas sin que los organizadores no supieran cuál era el siguiente paso, ya que cada movimiento los sorprendía.
Al final, el Pontífice saludó al gabinete de Peña Nieto y a las autoridades eclesiásticas del país.
SOMBRERO
Con 30 minutos de retraso abordó el papamóvil y para recorrer los 19 kilómetros que hay del hangar hasta la sede de la Nunciatura Apostólica, en el sur de la Ciudad de México.
Sin embargo, el haber extendido el acto de bienvenida obligó a los presentes de las vallas a verlo pasar más rápido de lo previsto.
PAPAMOVIL
El secretario general de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Eugenio Lira, dijo hace unas semanas que el vehículo circularía a 25 kilómetros por hora para que los mexicanos pudieran verlo.
Pero el papamóvil avanzó a 50 kilómetros por hora e, incluso, en tramos donde no había gente, aumentó la velocidad. De esta manera, se cumplieron los 45 minutos en los que estaba previsto el viaje.
Las personas que esperaron más de cuatro horas detrás de las vallas sólo pudieron verlo un par de segundo mientras pasaba.
Sobre Río Churubusco, a la altura de la colonia Granjas, los vecinos llegaron desde temprano para tener un buen lugar frente al Palacio de los Deportes.
Carolina llegó junto con su hija y su mama, bien abrigadas y con mucha emoción por ver pasar al Papa Francisco, aunque se lamentaron no haber conseguido boletos para ir a otro de los eventos que habrá en la capital.
ORIENTE
Muchas personas prefirieron ir al punto más cercano a su casa por donde pasaría el papamóvil, pero Cecilia llevó a toda su familia desde Tecámac hasta el oriente de la ciudad desde las seis de la tarde.
Cada que un avión se acercaba a la zona del aeropuerto, la gente se emocionaban pensando que era el avión en el que viajaba el Pontífice.
Como ellos miles de personas iluminaron el camino del Papa Francisco con lámparas y la luz de sus celulares.
En la esquina de Insurgentes y Juan Pablo II, a media cuadra de la Nunciatura Apostólica, los niños, los jóvenes y las religiosas fueron los más entusiastas durante la espera: cantaron, echaron porras y no dejaron de vitorear el nombre de Francisco.
NUNCIATURA
Blanca De Aguinaga y su hija Zayra aguantaron todo el tiempo aferradas a las vallas metálicas para no perder su lugar.
“Cuando vino Juan Pablo II todas las veces los vimos, con él se te enchinaba la piel cuando daba la bendición, sentías algo especial. Ahora tenemos curiosidad de ver qué sentimos cuando veamos a este papa”, dijo Zayra con emoción.
El paso del Papa fue muy rápido por este lugar. Sin embargo, minutos más tarde volvió a romper el protocolo y salió a la calle a orar y bendecir a personas y voluntarios que permanecían en la entrada de la Nunciatura Apostólica.
LLEGADA
“Recuerden a las personas que quieren, también recuerden a las personas que no quieren, a las personas con las que están enojadas, a las personas que les tienen rabias, que les tienen celos, que les tienen envidias y pongamos a todos, a los que queremos y a los que nos queremos, delante del señor para que junto con nosotros bendiga a todos.
“A nosotros, a los que no queremos y a los que no nos quieren, y a los que nos han hecho algún mal. Ahora en silencio cada uno piense esos nombres, esas personas, esas caras, esas personas para que yo les de la bendición”, dijo el Santo Padre.
Después envió a los presentes a sus casas para descansar, ya que el sábado será un día de muchas actividades en la Ciudad de México y en las que, otra vez, podría salirse del protocolo establecido. MARÍA IDALIA GÓMEZ, GABRIELA RIVERA, JORGE VILLALPANDO Y DANIELA ARROYO
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