Oct 31, 2024

El impacto del calor en nuestro cuerpo

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MADRID, ESPAÑA. — Con la llegada del verano aumentan las temperaturas y las horas de luz. Exponernos a los rayos del sol tiene una serie de beneficios para nuestro cuerpo, siempre que se haga con moderación. La vitamina D desempeña un papel esencial en el sistema nervioso, muscular e inmunitario. Además, el sol aumenta el nivel de serotonina, una hormona que mejora el estado de ánimo.

 

 

No obstante, en las últimas semanas el mundo está viviendo olas de calor que están alcanzando temperaturas extremas. Exponerse al sol con este aumento desmesurado de las temperaturas deja de ser beneficioso y puede tener efectos perjudiciales para nuestro cuerpo.

 

En España, 510 personas han muerto como consecuencia de una ola de calor entre el 10 y el 16 de julio, según los datos registrados por el Instituto de Salud Carlos III. Pero no es el único país: en Portugal, se estima que alrededor de mil personas han muerto por culpa de las temperaturas extremas.

 

 

La mayoría de estos fallecimientos se producen por ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, causados por el esfuerzo del cuerpo de mantener estable la temperatura corporal ante un golpe de calor.

 

Cómo funciona un golpe de calor

 

Para que nuestro cuerpo funcione correctamente, las personas necesitamos tener una temperatura corporal alrededor de los 37ºC. Esto se consigue gracias al hipotálamo, la región del cerebro que regula la temperatura.

 

 

Sin embargo, si nuestro cuerpo alcanza temperaturas por encima de los 40ºC, el hipotálamo comienza a fallar y no será capaz de controlar nuestro sistema natural de enfriamiento: la transpiración. Es entonces cuando tenemos riesgo de sufrir un golpe de calor.

 

En esta situación de calor extremo, el hipotálamo tiene que hacer un sobreesfuerzo para conseguir una temperatura corporal estable y segura, dejando de lado otras funciones vitales para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo.

 

 

Como consecuencia, la persona afectada puede sufrir problemas en la atención y la capacidad de respuesta, volverse más irritable y estar más cansada. Mareos, náuseas, confusión, calambres musculares, dolor de cabeza, sudoración intensa… Son algunos de los síntomas que pueden alertarnos de que estamos sufriendo un golpe de calor.

 

 

En esta situación, algunas partes del cuerpo como el corazón hacen un sobreesfuerzo para funcionar. La frecuencia cardíaca aumenta a medida que el cuerpo está trabajando para intentar estabilizar la temperatura. Esto puede ser peligroso para personas que tengan enfermedades cardiovasculares, ya que pueden sufrir un paro cardíaco.

 

Grupos vulnerables

 

No todas las personas tienen el mismo riesgo de sufrir las consecuencias de las temperaturas extremas. Las personas mayores son las más vulnerables a la hora de hacer frente a la tensión provocada en el cuerpo humano tras un golpe de calor. A ellas se suman los niños y las personas con movilidad reducida, también vulnerables.

 

 

Las personas con enfermedades cerebrales como la demencia también deben extremar las precauciones, ya que pueden no ser conscientes de la temperatura que hace y no darse cuenta de que están sufriendo un golpe de calor.

 

 

Otras enfermedades como la diabetes también son peligrosas en este contexto, ya que el cuerpo de las personas con esta patología puede perder agua más rápidamente. La diabetes afecta a los vasos sanguíneos y una mala circulación puede ser clave para sufrir un golpe de calor.

 

 

Dentro de estos grupos vulnerables también encontramos a las personas sin hogar, que tienen más dificultades para mantenerse hidratadas y a las temperaturas adecuadas para no marearse.

 

(Publicada 21/07/2022 /Con información de Laura Cuesta

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