El juicio al Chapo, un drama entre narcos: Everard Meade
CULIACÁN, SINALOA. MX. — Aunque el juicio del siglo en el que el pasado 12 de febrero se encontró culpable por narcotráfico a Joaquín «Chapo» Guzmán en los Estados Unidos ha sido calificado por las autoridades norteamericanas como un éxito.
Sin embargo, para Everard Meade, académico e investigador de la Universidad de San Diego, no lo es tanto. Incluso, considera que quedó a deber, y sostiene que, a pesar de las revelaciones y las traiciones expuestas, las víctimas ni sus familiares jugaron un rol.
En entrevista exclusiva para EL DEBATE, el director de la facultad del Instituto Transfronterizo de la Escuela Kroc, quien dirige los programas de construcción de paz en México y ha capacitado a cientos de activistas, empresarios, académicos y servidores públicos en Culiacán y Tijuana, habló desde sobre el denominado juicio del siglo.
El veredicto de culpabilidad contra el Chapo es considerado un triunfo para la justicia estadounidense, ¿lo ve así?
Por un lado, sí, porque han estado tratando de darle juicio y condenarlo por décadas. Fue una combinación de cargos, porque hay cargos en contra de él en por lo menos trece distritos federales, desde San Diego hasta Nueva York. Por eso sí, fue un éxito.
Las revelaciones durante el juicio confirmaron cosas como el funcionamiento del Cártel de Sinaloa dentro de Estados Unidos, todas las redes; confirmó también cosas que todos sabemos, pero que no han sido probadas públicamente sobre el lavado de dinero, sobornos y corrupción.
En ese sentido sí fue un éxito; pero en otro sentido no, y esto es lo más importante. Ese juicio fue solo por tráfico ilícito de drogas, por narcotráfico; ningún acto de violencia, ningún asesinato, ningún «levantón», ninguna desaparición forzada, y, en ese sentido, creo que nos hace falta. Esto es algo muy grave. Todos sabemos porque la experiencia de violencia en la guerra del narco no ha sido compartida con igual ferocidad. Eso es lo trágico del jurado, realmente las víctimas y familiares no jugaron un rol. No tenían papel en este drama.
Fue un drama entre narcos y altos mandos del crimen organizado, y algunos políticos también, pero realmente esta parte queda por hacer.
Y para México, ¿qué ha significado?
Pues es complicado. Por un lado, es un éxito el hecho de que al final una persona que se ha fugado al estilo Hollywood dos veces de las penitenciarías supuestamente más seguras, tenerlo bajo juicio, con una condena que es condena perpetua en Estados Unidos. Pero es un fracaso en otro sentido.
Primero, en que el problema específico de narcotráfico y del crimen organizado siguen, y más importante el problema de la violencia que lleva consigo, está en aumento, no está en declive.
Cuando pensamos que los juicios o una condena, así como un éxito, estamos olvidando todo el resto y no estamos creando los primeros pasos hacia la construcción de paz, estamos nada más condenando a otro narco.
¡Hay muchos narcos condenados! ¡Hay muchos narcos asesinados, condenados, extraditados, etcétera! ¿Estamos progresando o no? Yo no sé, realmente no sé.
La única cosa que sé muy bien es que el daño hecho por eso queda por ser aliviado, y eso es lo más importante.
Pareciera que quedan muchos demonios dentro del clóset. ¿Cree que más personas presuntamente ligadas al Chapo debieran ser requeridas por la justicia?
Es difícil. Depende de la evidencia, eso es lo más importante. En su caso (del Chapo), había mucha evidencia en su contra, y, de hecho, por toda la complejidad del juicio. Para mí, la parte más interesante de su entorno y del jurado es que reveló dos cosas: primero, que realmente las autoridades no sabían tanto sobre el funcionamiento cotidiano del cártel hasta que lo traicionaron sus más cercanos, entonces eso fue un jurado de traiciones, grandes traiciones.
Por ejemplo, sin el hijo del Mayo o sus contadores o sus consultor de seguridad, no hubiera sido posible su juicio, y eso eran traiciones dentro de su entorno, no el gran trabajo del FBI ni de las autoridades mexicanas descubriendo grandes secretos, fue por esto.
Ellos solo figuran porque son quienes los capturan y negocian su cooperación. El valor telenovelístico del juicio fue mucho más alto por la presencia de sus más cercanos (socios), eso es revelador.
¿Y las revelaciones sobre sobornos?
La idea de que hubo muchos sobornos, todos sabemos esos, pero la cantidad de esos sobornos a particulares, ¿cómo los vamos a verificar? Yo dudo eso de que Peña Nieto recibió 100 millones de dólares.Es muy difícil de esconderlos.
Creo que esa parte fue interesante, y para mucho de la élite política en Estados Unidos, el ver y escuchar nombres conocidos, gente con quienes han colaborado, acusados de aceptar y hasta pedir sobornos, eso es bien serio e importante. (Pero) no puedo verificar y realmente no sabemos, porque en ese tipo de juicios hay tantas traiciones.
Al final de cuentas es un criminal dando testimonio en contra de otro criminal. Son gentes que se han ganado la vida mintiendo, traicionando y robando. Implica cierta duda.
¿Qué papel considera que han jugado las autoridades mexicanas en este caso?
En parte no sabemos porque había en las pruebas y evidencias cosas que claramente vinieron de los socios mexicanos, pero es muy difícil separarlos. El juicio fue por violaciones de las leyes de Estados Unidos, y el gran enfoque está en esas evidencias recolectadas por el FBI, por Human Security, por policías locales, estatales, la DEA, etcétera, esto era el enfoque.
Creo que lo que ha pasado con el señor Guzmán Loera es una demostración de grandes faltas por parte de las autoridades mexicanas. Sabemos muy bien que la recaptura de Guzmán realmente no fue una operación mexicana, fueron la mano de obra para las autoridades estadounidenses, es más o menos obvio, y eso es grave.
Tenemos que pensar muy bien quienes hacemos política pública en México cómo vamos a mejorar eso, cómo vamos a confiar en nuestras propias autoridades, y no es porque México sea corrupto ni nada de eso, es porque estos capos están en su propia tierra y ellos mandan, tienen sus seguidores, tienen algún tipo de soberanía, y es muy peligroso, y entendemos muy bien eso.
¿Qué sugeriría al respecto?
Hay dos cosas absolutamente claves: la primera es que tenemos que enfocarnos más en la violencia que en la producción, tráfico y venta de drogas. La crisis que sufre México y la mayoría de mexicanos desde hace una década es una crisis de violencia, no de drogas.
Tenemos que enfocarnos en eso, porque en esos intercambios para ganar toda esa evidencia más o menos dan impunidad o cierto tipo de impunidad a los más responsables de la violencia para atrapar a los capos, es igual en Estados Unidos. Pero la segunda parte, aún más importante, es que hay justicia formal, pero necesitamos algo más con tinte de justicia transicional; es decir, ha pasado todo eso, y no sabemos todas las verdades, historias de esa experiencia subjetiva a nivel interpersonal, a nivel familiar, a nivel de ciudades como Culiacán, estados como Sinaloa.
Necesitamos escuchar mucho más a esas historias de violencia asociadas con eso y pensar cómo vamos a aliviar el daño y prevenir nuevos actos de violencia y una cultura o ambiente de violencia. Tenemos que cambiar.
La justicia sí es importante, juega un rol, pero si solamente es esta justicia formal, la procuración de justicia de condenas, en mandar a alguien a la penitenciaría o desmantelara las grandes organizaciones delictivas, vamos a estar en la misma situación por diez años más, y creo que el pueblo no lo aguanta, quieren vivir en paz; tienen experiencias de trauma, y necesitan alivio.
¿Cómo cambiar todo eso y mejorar?
Cuando pensamos en impunidad, normalmente pensamos en un concepto negativo:, la falta de algo, la falta de una investigación, la falta de procuración de justicia o la falta de una condena; o cuando hay una condena, la falta de justicia por medio de un amparo, siempre por faltas. Pero la cosa es que la impunidad no es el producto de faltas, sino el producto de acciones muy concretas: torturar a una persona, «levantar» a una persona, tolerar la presencia de criminales dentro de las propias autoridades, no ayudar al vecino; es un acto concreto, y tenemos que pensar mucho más en eso. Pero también hacer lo positivo: escuchar a los vecinos, documentar esas historias de violencia, crear programas para la rehabilitación, porque el secreto no tan secreto es que miles de personas han participado en eso, y ni un país de penitenciarías alcanzaría para el encarcelamiento de ellos.
¿Puede hablarnos del proyecto para la generación de paz que trabajan en Culiacán?
El proyecto se llama Todos Tenemos una Historia. Hemos formado un tipo de comisión ciudadana para la memoria histórica, y la idea es invitar a la gente, quienes han sido testigo, víctimas, familiares de víctimas que han abogado por otras víctimas, a dar su testimonio de una manera confidencial, segura. Muchos quieren quedarse en anonimato y ofrecemos algo, y es un testimonio, no es una denuncia, y eso es muy importante, hay una gran diferencia.
No estamos recolectando acusaciones de delito en contra de cualquier persona particular, esto no es la función. No estamos tratando de desplazar a la justicia formal, pero es la oportunidad de compartir el peso de eso; es decir, he sufrido eso, y conocer que hay mucha más que han sufrido, historias muy parecidas, y poner en la mesa el reto para los otros ciudadanos, no tanto para el estado, sino para los otros conciudadanos.
¿Qué podemos hacer?, ¿cómo podemos aliviarte?, ¿cómo podemos cerrar esa herida en la familia? Por ejemplo, en la familia de un desaparecido, ¿cómo podemos? Si vamos a abogar por justicia formal en el caso, pero también hay el daño hecho, el daño ya está hecho, y tenemos que hacer algo para aliviarlo, algo para prevenir que eso pase con la próxima generación.
Al final de cuentas vamos a publicar un libro, un libro al estilo de los libros «nunca más» de las comisiones de la verdad de Guatemala, de Argentina, de toda América Latina; un documento que dice: mira, esto ha pasado, aquí están los testimonios de las mismas víctimas para que todos puedan leerlo y conocer estas verdades que nos rodean.
¿Qué repercusiones podrían tener las supuestas violaciones de los integrantes del jurado, quienes según Vice News habrían visto noticias durante el juicio?
Es difícil, porque si esto pasó, es una violación a las instrucciones del juez, por lo que el juez podría cancelar la condena. En ese sentido, probablemente lo citarán (al Chapo) casi inmediatamente con un nuevo jurado, con la misma lista de testigos. Por otro lado, hay riesgos también de esos testigos.
Ahora todos sabemos quién dijo qué en cuál momento, es más o menos público. La posibilidad de amenazarles o algo así es más probable. Yo creo que sería un riesgo real. Es racional tener miedo de eso, y esto podría influir en un nuevo jurado. A final de cuentas, yo creo que el resultado sería igual, yo creo que hay un montón de evidencia en su contra, pero con esa parte de los testigos siempre es un poco delicado.
Yo creo que la repercusión es más por el uso de recursos, la reputación del juez y del sistema de justicia, más que todo. Es vergonzoso para el juez y para el sistema porque yo creo que, en otros jurados, cuando pasa eso, es casi en automático que cancelan el veredicto.
¿Cree que se cancele el veredicto y se reponga el juicio?
Es muy posible. Leí que el juez está entrevistando a todos los miembros del jurado individualmente para determinar realmente el nivel de violación de sus instrucciones. Si llega a nivel de cancelar el veredicto y es serio también, es grave por ellos porque los pueden condenar también, es una violación de una orden de un juez federal más o menos hacerlo, los pueden hasta encarcelar por eso.
Trascendió que la mamá del Chapo solicitó ayuda al presidente para conseguir visas humanitarias para ella y las hijas del capo, ¿cree que se las concedan?
Realmente no sé. Es un caso un poco excepcional por la publicidad, porque normalmente cuando esas cosas pasan, no lo pasan en los periódicos o en los medios, es algo que pasa a nivel muy individual, es un ruego en particular; entonces yo dudo en la posibilidad de sus familiares de conseguir las visas.
Dudo mucho de las posibilidades de eso sin una negociación o un intercambio de algo entre los países a un nivel que no tengo el privilegio de conocer, pero yo creo que no las van a otorgar.
Lo interesante con las visas es que el Departamento del Estado las autoriza, pero el departamento de Homeland Security, la Patrulla Fronteriza y todos los que patrullan las fronteras y también los aeropuertos para entrar a Estados Unidos no tienen que aceptar la visa.
Publicada 25/02/2019 //Francisco Castro y El Debate )