Electrocutado por 11.000 voltios, ahora tiene 3 amputaciones… y es médico
ESTADOS UNIDOS. — Bruce «B. J.» Miller Jr., un estudiante de 19 años cursando el segundo año en Princeton University, estaba jugando con amigos cerca de unas vías en 1990 cuando vieron un tren de cercanías estacionado. Decidieron subir y Miller fue el primero en ascender por la escalera.
De repente la electricidad de las líneas cercanas se condujo hacia el reloj de metal de Miller, disparando 11.000 voltios de electricidad a través de su cuerpo.
Una explosión atravesó el aire y Miller fue arrojado sobre el tren, con el cuerpo humeando. Sus amigos, petrificados, llamaron una ambulancia.
Aferrándose a la vida, Miller fue trasladado en avión a la unidad de quemados del Saint Barnabas Medical Center, en Livingston, Estados Unidos.
Los médicos salvaron la vida de Miller, pero tuvieron que amputarle ambas piernas por debajo de las rodillas y el brazo izquierdo por debajo del codo.
«Con la electricidad te quemas de adentro hacia afuera. El voltaje ingresa al cuerpo, en mi caso por la muñeca, y corre internamente hasta que encuentra una salida. A menudo son las extremidades inferiores, ya que el suelo tiende a poner a tierra la corriente, pero no siempre. En mi caso la corriente trató de pasar por mi pecho, que también está quemado y requirió injerto de piel. Creo que tuve alrededor de media docena de cirugías durante el primero o el segundo mes en el hospital», comentó el Dr. Miller, ahora de 50 años.
Despertar con un cuerpo nuevo
El Dr. Miller no recuerda mucho sobre el accidente, solo que despertó unos días después en la unidad de cuidados intensivos y sintió la necesidad de ir al baño. Desorientado, se quitó el ventilador, se levantó de la cama y trató de caminar hacia adelante, sin darse cuenta de sus heridas. Aún no le habían amputado los pies ni las piernas. Cuando la línea del catéter quedó floja, colapsó.
«Finalmente llegó una enfermera corriendo, respondiendo a las alarmas del ventilador que se activaron. Mi papá no se quedó atrás. Entonces tuve claro que esto no era un sueño y me di cuenta de lo que había sucedido y por qué estaba en el hospital», explicó el Dr. Miller.
Durante meses Miller vivió en la unidad de quemados, sometiéndose a innumerables injertos de piel y cirugías. Debido a que los tejidos viables y no viables tardan en revelarse después de las quemaduras, los cirujanos toman la cantidad mínima de tejido durante cada operación para que el tejido dañado tenga la oportunidad de sanar, explicó. En el caso del Dr. Miller, primero le amputaron los pies y luego las piernas.
«En esos primeros días desde la cama del hospital, mi mente se centró en cuestiones relacionadas con la identidad. ‘¿Qué hago conmigo? ¿Cuál es el significado de mi vida ahora?’ Fui desafiado de esa manera. Tuve que pensar en quién era y en quién quería convertirme», señaló.
Miller finalmente fue transferido al Rehabilitation Institute of Chicago (ahora The Shirley Ryan AbilityLab), donde comenzó el agotador proceso de recuperar su fuerza y aprender a caminar con prótesis de piernas.
(Publicada el 21/12/2021 / Alicia Gallegos)