Nov 24, 2024

Nunca como hoy estamos sumergidos en el antisistema, todos y cada uno, cada quien a su manera. Todos. Se dice que estamos hartos de lo que vemos. Estamos desilusionados, agredidos, sentimos que estamos siendo vejados. ¿Peleados con el servicio? Este fue el tema que tratamos durante otra cita en el porche del barrio.

El viejo abogado que dejó al PRI: “Nunca supuse, en la mejor de mis tristezas, que la revolución mexicana llegara a este puerto, nos abofeteara desde tan arriba, jugándonos el dedo en la boca”….…”¿Hablas de algo en especial?”, preguntó Pancho desde sus tiernos ojos de estudiante. “Es el efecto acumulativo que vino a colmarse con la corrupción y la violencia diarias”. Pancho le dijo que la corrupción se reparte entre corruptos y corruptores, que la vida es violenta de por sí. Le contestó el otro: “Hay ganas de repartir culpas. Pero te digo que el tamaño, la gravedad dependen desde qué altura se violenta y según la trascendencia de los resultados. No todos somos iguales pero además no todos tenemos el mismo cometido social en el que desembocan nuestras acciones, Y nuestras pequeñas violencias domésticas no se comparan con la violencia institucional, sistemática, sorda y ciega, inacabable pero gozosa, opulenta y cínica que nos cae de encima”

Las instituciones ¿respetarlas o ignorarlas? , pregunté. Ellos se sumieron en sus ideas, las vivencias del día que estaba terminando, en la memoria de los disgustos que la corte provoca. Finalmente la doctora se animó a seguir la charla: “Son la ley”. Pancho, su hijo la rebatió de inmediato. “Pero toda ley es perfectible”…….“¿Por quiénes? –dijo con sorna La Chiquis y agregó “¿no dicen por allí que el que hace la ley hace la trampa?” La subversión es un crimen, apunté. “Zapata fue subversivo antes de ser héroe”, musitó mi pariente de la otra cuadra. Así que no es por allí”

“Vamos al fondo—intervino la perredista de enfrente–¿buscamos y no encontramos? ¿sabemos qué queremos, pedimos queso y nos dan un hueso que se nos atora en el pescuezo?” Mildred la gringa refugiada entre nosotros (quizá indocumentada): “Necesitamos ser felices y no veo la manera de serlo así como vamos; quizá ni siquiera es alguna cosa política sino de enfoque simplemente humano. Porque la buena servidumbre te tiene contenta”………”Pero estamos aquí sentados hablando de las medias mentiras de cuatro individuos que se deschongan para conseguir el puesto de servirnos desde arriba, eso sí como ellos saben hacerlo, como siempre lo han hecho, utilizando las mismas palabras de siempre, moviéndose tan usualmente que ya es caricaturizable. Llegado el finalista se sienta a jodernos, como siempre. ¿Adónde está la felicidad de uno?”

“<Vivo trabajando este taxi, pero soy ingeniero de sistemas>– citaba Manuel un anuncio de alguna campaña (no dio detalle)– Por un lado el chivo, por otro la sabiduría y hasta la vocación. Eso no es felicidad, ni siquiera es bienestar. Es vivir como alguien más quiere que yo viva” ¿Estás diciendo que no saben gobernar?, le dije. “Nos gobiernan bajo modelos que no concuerdan con uno, con nosotros, con nuestros deseos. Vienen de Yale, Chicago, la OCDE” Y seguí inquiriéndole ¿pero no es que nos dicen lo que queremos oír? “Hablar no empobrece a nadie”, me contestó y recalcó “Si estamos encabronados todos, por algo será. ¿Dónde está la bolita? ¿dónde estamos? ¿Cómo chingaos vamos a votar?”

La abarrotera de la esquina, que estuvo calladita todo el rato al dejar su banquito, levantó la voz para decir: “¿Quién merece mi voto porque me gobernará como me merezco?” Alzamos las cejas no pocos y nos fuimos despidiendo.

— Dionisio Estrada

(Fecha de publicación 11062018)

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