IMÁGENES 39. Los votos, los votos
Reunidos ya todos los usuales y un par de recién llegados que se nos unieron de buena fe, dimos por comenzar la reunión que pudiera ser la última, esto porque nadie quiere violentar las vísperas de los comicios.
Bastante habíamos visto para que nosotros participáramos en el sucio carnaval de estas semanas. Sabíamos que fueron días de preludio, no de la fiesta que anuncia el gobierno a través del INE sino la esperada mascarada que anunciaron las recientes noticias de compra de votos, los desaseos jurídicos del TRIFE en los casos Napoleón Gómez Urrutia, Bronco y Ríos Píter, las agresiones multitudinarias por las redes sociales contra la libertad a las expresiones diferentes, los ataques infundados o razonables dentro de la familia política , los desaparecidos y las entonces (junio 15) 114 muertes de quienes estorbaban al narco. Una campaña como nunca habíamos visto.
Además se cernía sobre nosotros la crudeza de tres campañas presidenciales finales que no abonaron en darnos suficientes medios para escoger con la cabeza fría: “Ninguno de los finalistas se dedicó a enseñarnos bien sus propuestas, lo contrario, se afanaron en tirarse unos a otros (como los cangrejos de la cubeta) dejando correr tiempo precioso y dinero más que abundante, ajeno y digno de mejores causas…..”, dijo mi vecina de enfrente. Como perredista sabía que su partido, para no desfondarse, tuvo que cogerse de la mano de la derecha “….Así termina lo que fue el Partido Comunista. Diezmado por Morena, una nueva organización que creció con todo y todos, incluida la extrema derecha”. El viejo abogado tocó fondo en la llaga del procedimiento usado por toda La mafia en el poder: “Todos los partidos y coaliciones participaron activamente en la labor de no dar cuentas claras ni completas. Quiero decir que cada día durante las giras proselitistas los candidatos prometieron esto y aquello según el lugar adonde iban. Se llenaban la boca de deseos espontáneos pero inducidos por lo que vieron allí mismo, para decir lo que sus audiencias querían escuchar, oír cómo los iluminados ofrecían calmar las injusticias de su vida actual. Regalaron bálsamos-de-palabra instantáneos, sabedores que prometer no empobrece. Olvidaron el sentido común, ellos y sus audiencias. Se les olvida que nada de lo prometido está jerarquizado en torno a ideas generales que atienden a las grandes directrices de un plan coherente de gobierno. Los partidos saben que sólo uno de ellos (o pero aún alguna dizque coalición) deberá hacerlo por ley hasta que el Candidato vuelto Presidente ofrezca, meses después de tomar posesión del cargo, su Plan de Desarrollo 2018-2024, allí donde todo debe encajar por jerarquías, dije todo, todo lo que se juzgue conveniente, no alguna, ninguna o todas sus promesas diarias de campaña. Mi queja alcanza hasta a López, por puntero que sea” Le interrumpió de inmediato la señora de la tienda: “¿Entonces nos ofrecieron puras mentiras?” Le contestó mi pariente de la cuadra de atrás: “Señora, es el trabajo de todos los políticos desde que aparecieron en este mundo. Ni es nuevo que nos las digan ni tampoco es novedad que se las creamos. Pero mientras esto suceda, la clase política estará sujetándonos del puño” “¡Menos Gandhi!”, gritó Pancho. “Menos Gandhi y dos o tres más en siglos, quizá M. Luther King. La regla es al revés, es preservar a Maquiavelo, recuerden”, apuntó el anciano.
“El abogado dijo de paso algo acerca de las coaliciones que es preciso detallar”, declaró a su vez la doctora, mamá de Pancho. “Nadie nos garantiza que las tres coaliciones de campaña den a luz, automaticamente a una coalición ganadora, de gobierno. Eso sí que sería una verdadera revolución política. Pero con lo visto hasta ahora, no sucederá, dado que cada partido tira para su molino y entre ellos son agua y aceite. Como dijo un Beltrones agonizante hace ya años, sus agrupaciones son contra natura, considerando que cada partido aspira al poder, ese poder que no se comparte”
“Pero es factible una alianza de partidos, como en Italia, España, Alemania –terció La Chiquis-. Es claro que no hablas de mexicanos, mi niña”, le contestaba la gringa Mildred, añadiendo que “¿O sabes de algún político, acá, que suelte prenda? Ve la historia reciente de los gobernadores aliancistas”. “Surgió además –agregaba la señora de tres puertas calle arriba—una clara horda triunfalista del puntero en las encuestas, una nueva iglesia de creyentes fanáticos, excluyentes. En su festejo olvidan cómo los encuestadores han pedido perdón, a cada elección, porque sus pronósticos a menudo no coinciden con los resultados de las urnas…”
“….El posible riesgo es que, perdiendo se levanten a media cruda de su derrota e incendien al país, ebrios de la religiosa obediencia, de la ciega credulidad de tantos simples y sencillos poco educados, peor informados, bien encandilados pero pobres, desamparados, resentidos, olvidados o de los votantes viscerales que están muy enojados y se cuelgan de la tablita en oferta que necesitan un cambio”, dijo mi panista favorita. La Chiquis remachó esa idea que nos sobrevolaba, diciéndonos que “Es necesario que se enfría la cabeza y dejar de confundir los hechos con los dichos. Miren ustedes, los dichos son rumores que se agrupan en encuestas y los hechos se darán durante los comicios. Los dichos son libres o libertinos, verdades o mentiras, deseos o reservas, secretos guardados o materia de decisiones que apenas se van a dar, ido el encuestador…”
“¿Lo que estás diciendo es que las encuestas no nos sirven?”, preguntaba mi vecina de enfrente, para después contestarse a sí misma: “¡Sí sirven!, les sirven a los políticos como propaganda machacona que tiende a hacer cuajar ideas de avances y triunfos. Realmente no son mas que lavados de cerebro. Y hay cerebros más blandos que otros”
MENCION APARTE debo reservar para Pancho, nuestro joven estudiante de ingeniería. Larga participación tuvo esa tarde-noche. Rescato la idea principal. Dijo que lo que más le deprimió al final del tercer debate fue comprobar que ninguno de los cuatro políticos tiene alguna idea de lo que es vivir en la era del conocimiento. Ellos banalizaron al país con sus imágenes rutinarias, precientíficas. Sus intervenciones fueron “políticas, que no es lo mismo. Los cuatro están rebasados por vivir aún en el siglo XX porque no manejan información reciente, de modo que sus soluciones son válidas para el pasado, cuando los políticos eran más leídos y escribidos que la sociedad. Muchos estudiantes como yo, a mis 19 años saben más de ecología, economía política y rutas críticas que ellos (porque pudimos aprender más allá de las limitaciones de nuestras escuelas elementales y básicas) … Es el resultado de rebajar al 1% del PIB la derrama en poca ciencia poca más tecnología, 1% del que se gastó apenas la mitad). Los políticos con sus decisiones pendejas crean conceptos pendejos en instituciones pendejas y activadas por ciudadanos pendejos” <me aclaró aparte que hay grados en la pendejez“Desde lo inútil hasta lko contraproducente”
HUBO MUCHOS REPROCHES más. No acabaríamos de relatarlos. Importa más dejar apunte de lo que siguió: un curioso ejercicio que propusieron los cuates Rafael y Miguel y que nos apresuramos a seguir de inmediato. Simpatizante de la idea, Pancho la resumió así: “En honor ciudadano a la secrecía del futuro voto de cada uno, convendría saber, anónimamente, por quién no votará el 1 de julio. Los que quieran participar, anoten en estos papelitos el nombre del partido-eje por el que no votarán; deben declararlo sin identificarse, para no contagiar a los demás” y repartió los pedacitos de bolsa de papel estraza cogida de la tienda. Muy afanados, todos se dieron a escribir, prestándose la única pluma que había en el porche. En eso estaban cuando se oyó la voz de Mildred: “¡Pero escriban la razón, please!”
Al azar, sacamos de la gorra de Pancho los tres primeros papelitos que afirmaran no votar por alguna de las tres coaliciones. Entonces las leímos en voz alta. Así decían: la primera—“No votaré por el PRI porque necesitamos urgentemente un cambio, cambio que ha de ser abanderado por alguna fuerza creíble. No hay venganza sino el deseo de atarnos en la confianza”. El segundo—“No votaré por el PAN porque se trata de un proyecto derechista disfrazado de modernidad. Su liderazgo viene de la usurpación por la que se apoderó, vía de la violencia política”. El tercero—“No votaré por Morena porque no estoy seguro de lo que es, de raíz, entre tantos dichos, remiendos y etapas de subibaja que le he visto. Creo que tiende más al culto a la personalidad, cosa que nos estorbaría para salir del agujero” Los otros papelitos quedaron en la cachucha de donde sacamos los primeros, para consulta de los vecinos.
Sin embargo, mientras que buscábamos las tres boletitas, surgió otra digna de tomarse en cuenta. El papelito dice: “No votaré por ninguno de los candidatos que me nieguen información acerca de su salud física y su salud mental. Y ambos datos habrán de ser confirmados por alguna instancia independiente” Ustedes dirán.
–Dionisio Estrada
(Fecha de publicación 16062018)