IMÁGENES 41. México, la esperanza de Morena-epilogo de película, 1 de 3
OSSESIONE- El partido en el poder estaba carcomido ante la opinión pública, cuestión viva más allá de las apariencias. Carcomido al punto de no aplicar el fraude que se esperaba por no pocos, ante la unanimidad de los encuestadores de mala fama. Frente al anciano que encadenó a los protestantes, a la oposición que pudo capitalizar y encauzar poco a poco desde hace más de 18 años. Había sido un secuestro del país que se resolvía finalmente por unas elecciones plebiscitarias, marco para millonarios votos de castigo que arrojan al partido en el gobierno hasta el cuarto o quinto lugar. Dos obsesiones, la de Juan de a pie desesperado porque no le alcanza ni le respetan y la obsesión de otro que toma el toro por los cuernos ante su nicho de oportunidad.
CECIL B DE MILLE Y EL MAR ROJO- El problema ha sido doble: Al tamaño del mal ánimo del país se une el tamaño del propio país. En vez de ostentar grandeza México ahora se ve grandote, porque sus gobiernos no pueden con él, cada vez más pequeños en lo ético, en efectividad y en eficiencia aunque cada vez más costosos; lo han sido, arriba y abajo del caballo o montados en la mula.
Los números mexicanos asombrarían a belgas, a los portugueses, holandeses o ecuatorianos. Colima y Tlaxcala bien pudieran ser países en geografías más pequeñas. Nuestro talón de Aquiles, se nos dice, sería aún mayor si Santa Anna no hubiera hecho sus travesuras políticas durante los seis años acumulados de sus sucesivas presidencias entreguistas. De otro lado está el espíritu. (Antes) México dejaba de sernos grandioso al salir de la escuela primaria. De allí en adelante el país se nos iba mostrando cada vez más masivo y borroso. De las clases de civismo transitamos a la cultura del cinismo y de allí al mundo narco. Los mexicanos que están cumpliendo 30 o menos años no saben de los sufrimientos históricos que hemos arrastrado por las recientes jugarretas de lo que Octavio Paz llamó El Ogro Filantrópico, demasiados protagonistas sexenales tricolores que obligaron –a algunos- rumbo a la obsesión por el cambio; la falta de civismo dio paso al valemadrismo –a los otros-. Nuestros jóvenes se han amargado con los frutos del neocapitalismo global, mientras que el resto está harto.
ROBIN HOOD- La pasión por delante y el oficio de 18 años de vivir en campaña hizo de López Obrador un contestador profesional que supo encarnar la desesperación escondida bajo la camisa de fuerza, usando un carisma plagado de borrones que a veces quiso desaparecer. Esta última vez, en la tercera (como Mitterrand no la cuarta de Lula da Silva) su experiencia quedaba amplificada frente a los contrincantes, tres advenedizos; colmillo que capitalizó tal como debe hacer quien ya peina canas, sin abandonar lo emborronado de sus palabras, soltando algunos dichos incendiarios pero noticiosos que fueron y vinieron, que se reforzaban o explicaron por otros de su grupo. Su límite había sido la incapacidad para comunicarse claramente, al lado de una peculiar forma de sarcasmo: se trata de un pastor con ojos de terrible esfinge, ojos de los que carecía su modelo, otro político, llamado Benito Juárez. Separa a las multitudes de modo que, para el tabasqueño, se es blanco o negro sin grises ningunos. Esto es otra de sus evidentes limitaciones. A él deberemos mucha de la candente polarización que estamos heredando. Otro déficit ha sido el triunfalismo de sus últimos días, gesto que culminó en el cierre de campaña, tenido en el Estadio Azteca, donde se dejó tratar como rock star quien regaló un discurso que sabía a toma de gobierno ante las calenturientas masas que lo acogieron. Para que lo sepamos bien, acudió a votar antes de que abriera la casilla, antes de las 7 de la mañana. Ha sido su deseo pues así como se dice que nada sucede en Morena sin su palomeo, que todo existe, insisten, porque Morena es López y no al revés, así su presencia ultramañanera dio la nota para la prensa diciendo sin decir que nada pasaría en México sin su palomeo. Bien que palomea: o se está con él o se está en contra; no hay grises. Durante su trabajo en CDMX nunca dio pie para apoyar una sociedad organizada pero libre. Todo un estilo de gobernar.
LA DOLCE VITA / DOS TIPOS DE CUIDADO- Ya ganador en el conteo rápido–precedido por la primicia de Encuesta Mitofski–, Obrador graduó sus palabras, escritas, usando un tono de estadista del tipo pacificador-clarificador-ponderador en el hotel Hilton Alameda -para –los medios globales. De otro tipo, el popular, improvisó para El Pueblo (en vez de decir La Nación) en el Zócalo, la plaza de la Constitución en CDMX, a la izquierda de palacio nacional y de espaldas de la catedral metropolitana. Era evidente el resultado, tanto que entre 150 y 180 mil se le reunieron, al lado de cámaras y micrófonos, en escasos minutos, acaso movilizados por el gobierno capitalino de Amieva. La familia López completa y atrás entre las sombras la futura Jefa Citadina Sheinbaum. Al recordar que la corrupción es madre de todos los males hizo gritar al público. Era la jubilosa, embriagadora esperanza que alguna vez se le regaló a Vicente Fox. Pero tuvo que insistir en lo que AMLO no es, para disipar esos resabios y rescoldos del medio país que no ha votado por él.
Sus huestes, policías, reporteros y curiosos le acompañaron, luego le escucharon y después le cuidaron y acompañaron a casa en un delirio casi como para el Papa. Insistió en que la corrupción es la madre de todos los males y todos gritaron gozosos. Era la jubilosamente embriagada esperanza colectiva que alguna vez regalaron a Vicente Fox. Todavía tuvo en insistir públicamente más en lo que no es que en lo que piensa que él es.
CORAZON VALIENTE / LO QUE EL VIENTO SE LLEVARÁ-“No les voy a fallar, no les traicionaré. Quiero pasar a la historia como un buen presidente de México”, dicta en el Zócalo ¿Quién es este político que califica a nuestra democracia como mentirosa? Fue un activista dentro del sindicato petrolero, un priista que vino a la capital nacional con las demandas gremiales. Se llegó a la jefatura de gobierno de la misma ciudad, primera, capital, sede de lo federal, de prosapia tan izquierdista como quiso ser cierto PRD. Con todo, sólo asumió la fama nacional por deseo del presidente Fox, quien le hizo el favor de querer desaforarlo. Gustoso de poder inició tres veces su campaña presidencial (“Soy terco…”), mientras que el PRI se erosionaba rápidamente y el PAN demostraba que era mejor como oposición que como gobierno nacional.
Margarita quiso llevarse el PAN. López Obrador hizo su propio PRI, donde el tabasqueño se expresa, piensa, palomea y se exhibe como el último priista. Al estilo que conoce: el tricolor anterior a Miguel Alemán y acaso fincado mejor en Calles y Obregón, incluso Tata Lázaro (sin nunca decirlo) ¡ochenta y pico años después! Ha montado el caballo de la contracorrupcion.
LA GUERRA DE LOS MUNDOS-Tri contra PRI: El desempeño de la selección mexicana de fútbol en Rusia 2018 ha sido el muy breve bálsamo nacional frente a las obsesiones campañeriles. (Continuará)
—-Dionisio Estrada
(FECHA DE PUBLICACIÓN. 08072018 //)