Investigadores de la UABC participan en proyecto para desarrollo de vacuna contra el COVID-19
TIJUANA, BAJA CALIFORNIA. MX. — Científicos de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) participan en uno de los cuatro proyectos en México que trabajan para desarrollar una vacuna contra el COVID-19 que garantice tanto la manufactura como el abasto para la población.
“Teníamos cierta preocupación de que, en México, como ha pasado antes, no hubiera un abasto de vacunas”, explicó José Manuel Aguilar Yáñez, líder de la iniciativa sin fines de lucro Jonas Salk, conformada por científicos tanto de la UABC como del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey.
Dicha iniciativa fue nombrada en honor al científico estadounidense Jonas Salk, quién descubrió y donó la vacuna contra la poliomielitis en 1953.
Los otros tres esfuerzos en el país son de la Universidad de Querétaro, el Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la empresa Avimex en conjunto con investigadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y la UNAM.
La intención es que México garantice la producción de su propia vacuna y no se atenga a una lista de espera, explicaron científicos.
El Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard firmó en mayo pasado un acuerdo de colaboración con la primera ministra de Noruega, Erna Solberg, para participar en la Coalición para las Innovaciones de Preparación para Epidemias (CEPI), organismo que desarrolla vacunas contra enfermedades nuevas.
En un comunicado, el canciller sostuvo que “si bien habrá ocasiones en las que México tendrá que seguir según los avances que haya en otros países, ante esta pandemia es estratégicamente fundamental presentar ante el mundo los cuatro protocolos que hoy México tiene más avanzados y mejor integrados para poder alcanzar el desarrollo de una vacuna.”
La vacuna con base en ADN que se desarrolla en la UABC desde enero se encuentra en fase preclínica, y de avanzar conforme a lo planeado podría estar lista para la población a finales de 2021, precisó Aguilar Yáñez.
Por otro lado, explicó por qué la elaboración de una vacuna puede extenderse por meses incluso en los países con más recursos.
“Al ser tan nuevo, aunque seas el país más poderoso del mundo, tienes herramientas, pero cuando lo estudias no te da el tiempo porque tienes un problema grande que es gente enferma en los hospitales, no sabes qué hacer con las tasas de contagio o qué vías de contagio tienes”, detalló.
“Eso por un lado desconcierta a los gobiernos tan grandes, hay que verlo de esta manera, son organizaciones sumamente burocráticas, los tiempos de respuesta son muchas decisiones en una cadena de mando muy larga”.
Se ha concluido el diseño molecular y manufactura del primer prototipo de la vacuna elaborada en UABC y se están realizando estudios a nivel celular en ratones en la Universidad de California San Diego (UCSD) con el objetivo de garantizar la seguridad de la vacuna mexicana, de acuerdo con el portal de la iniciativa Jonas Salk.
El investigador Julio Enrique Valencia forma parte de la iniciativa Jonas Salk
El investigador Julio Enrique Valencia forma parte de la iniciativa Jonas Salk que desarrolla una vacuna contra el COVID-19.
(Alexandra Mendoza/U-T en Español)
De forma paralela investigadores alrededor del mundo trabajan a marchas forzadas en más de 165 proyectos de vacuna, de los cuales, 27 han llegado a las pruebas en humanos. El objetivo común es encontrar una vacuna segura y eficiente que esté disponible el próximo año.
“México está haciendo todo su esfuerzo”, reiteró Manuel Alejandro Carballo, profesor de la Facultad de Ciencias en la UABC. “Capacidad hay, de ahí a tener los fondos para llevarlo más allá sería la limitante”.
La CEPI financia nueve proyectos de vacunas en el mundo, y próximamente ampliará el apoyo a tres más, de los cuales, México podría ser uno.
“Si vemos cómo se están moviendo los gobiernos a nivel mundial, están acaparando, están comprando en preventa vacunas, están apoyando fuertemente para el momento que ya se pruebe que la vacuna es segura y eficiente en miles de personas”, subrayó el catedrático.
“Para los países latinoamericanos sí tendríamos que entrar a la espera y sí sería una larga espera, por eso es súper importante que empecemos a desarrollar nuestra propia vacuna”.
(PUBLICADO EL 03/08/2020 / Alexandra Mendoza)
