INVITADA ESPECIAL. Azalea Lizárraga, «¿Pobreza espiritual e ignorancia? De quién o qué…»
Creo que la crítica nada constructiva con que algunos nos mofamos de la “limpia” que una india mazateca le hiciera a la pareja presidencial, fue sacada de todo contexto. Y antes de que se acuerde usted de mi madre y me endilgue cuanto adjetivo despectivo se le venga en mente, permítame aclararle que no soy ni fan ni chaira de AMLO y pocas veces concuerdo con su manera de actuar.
Pero tampoco se trata de denostar contra todo lo que haga o diga el presidente y, mucho menos, olvidar el respeto que debemos manifestar a nuestras etnias, por más letrados y científicos que nos creamos.
Se dejó completamente de lado que tal evento se llevó a cabo en el patio central del Palacio de Gobierno, en el marco de la celebración del Día de muertos, en el cual 20 pueblos indígenas levantaron altares, ofrendas y monumentales tapetes de flores para recordar a los más de 92 mil fallecidos en México por la pandemia y que, como tal, denominaron “Una flor para cada alma, una ofrenda homenaje a las víctimas de la pandemia de Covid-19” y que dio pie a que el presidente declarara tres días de duelo nacional.
Y como parte de las ceremonias que suelen realizar las comunidades indígenas para honrar a sus difuntos, llevaron a cabo dos actos básicos en representación de todas las culturas presentes y en cumplimiento de sus tradiciones: el saludo ceremonial al señor sol, realizado por un gobernador de la tribu yaqui y, posteriormente, una “limpia” mazateca, con copal y hierbas, realizada a la pareja presidencial, Beatriz y Andrés Manuel, por parte de una rezadora oaxaqueña.
Como sucede con todas las etnias de Sonora, la celebración de los Santos difuntos es de las más importantes del año y ayuda a preservar las manifestaciones culturales de sus ancestros.
Según las costumbres mazatecas, los rituales curativos lo realizan los chamanes -o “shinahé”- con el uso de plantas medicinales y complementan la cura por intersección de los espíritus, lo que implica un tratamiento integral de la enfermedad según sus costumbres.
Hoy en día se sabe que el mejor remedio para cualquier enfermedad va a la par de una buena atención psicológica y espiritual, con el fervor religioso en su máxima expresión. Ejemplos abundan en la medicina alópata y en la homeopática, ni se diga.
En el sur de Sonora es común constatar que la gente cree fervientemente en lo que dijo el presidente en el sentido de que “los difuntos siguen entre nosotros, comiendo y bebiendo lo que les gustaba en vida y con más acercamiento y convivencia con sus seres queridos”.
En palabras del director del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas (INPI), las etnias “le piden al creador, a los dioses y a la naturaleza, mediante rezos e invocaciones, el descanso y la paz de los difuntos, así como la resignación y la tranquilidad de los familiares y los amigos”.
¿Qué de malo hay en esto? De siempre, he escuchado a los gobernantes, representantes religiosos, intelectuales y científicos por igual, que los mexicanos nos sentimos muy orgullosos de nuestras raíces y cultura indígena. ¿Palabrería hueca? ¿Oportunismo electorero? ¿Qué no somos un país de amplia riqueza en costumbres y tradiciones?
“Idealización de la ignorancia y superchería”, le llamó la senadora Lilly Téllez al burlarse de AMLO por hacerse la “limpia”, lo que se interpretó como una declaración discriminatoria hacia los pueblos indígenas. La respuesta no tardó en llegar por parte de la rezadora, que la calificó como mujer con una “gran pobreza espiritual”.
¿Habrá necesidad de tanta agresividad verbal? Ni al caso, dirían los chavos hoy en día.
¿Ignorancia de las etnias? El buen vivir y la medicina natural tan en boga hoy en día, se apoyan en el consumo de alimentos artesanales, así como el uso de aceites esenciales que tienen su origen en los usos, costumbres y creencias de nuestros pueblos originarios, que bien estudiados, resultan en conocimientos científicos excepcionales.
Mi madre, utilizaba eucalipto para problemas respiratorios; clavo para el dolor de muela; mezcla de orégano y hoja de sen para aliviar problemas estomacales; hasta el copal con naranja para purificar el ambiente, porque ¿quién no sufrió con la peste que emanaba de los tenis después de jugar fuera todo el día? Y todo lo aprendió de la india pápaga que le ayudaba en las tareas domésticas.
¿Alguien duda de la importancia y el poder de la mente en el buen vivir? Analicemos el sin fin de “apps” que prometen calma y bienestar mental. Analícelos y dígame usted si no tienen fuerte influencia de costumbres ancestrales.
Finalmente, por supuesto que coincido con la senadora en el sentido de que “México necesita ciencia” y que la lealtad a ciega de funcionarios que “solo dan palos de ciego” en la implementación de las estrategias de salud, así como las educativas y de seguridad en nuestro país, no abonan en nada a que podamos desarrollarnos adecuadamente. Pero eso ya depende de la formación -o no- del presidente y su gabinete, así como de los diputados y senadores por igual. No le echemos la culpa a las etnias.
(Publicada el 11/11/2020)