Nov 21, 2024

HERMOSILLO, SONORA.MX.GILBERTO ARMENTA.— El cerco en torno a Guillermo Padrés Elías, ex gobernador de Sonora, se cierra poco a poco.

 

 

Si bien es cierto que la orden de aprehensión, — tan esperada por Sonora—, sigue siendo una probabilidad solamente, el efecto político en contra de los que lo defienden, es ya devastador.

 

Y en esa naciente crisis de identidad, en la que ya algunos padrecistas se preguntan que tanto vale la pena seguir defendiendo al ex gobernador, entra en juego, como toro bravo, la detención de Vladimir Arzate Carbajal, principal inculpado por el caso de las irregulares adopciones en el DIF estatal, durante la administración padrecista.

 

Arzate Carbajal es un perfil bajo política o partidistamente hablando. Era uno de los engranes más pequeños dentro de esa supuesta mafia que, amparados en ellos mismos, ganaron millones de pesos negociando con la vida de esos menores de edad.

 

Pero, el engrane se engrandece, porque toca el órgano más sensible de “el memo”: su esposa Iveth Dagnino Acuña.

 

Para que usted entienda más o menos el grado afectivo que siente hacia ella, fuera del plano familiar, pero dentro de esa maraña de complicidades y negocios turbios planeados entre una pareja, Padrés Elías sentenció, en una de las últimas reuniones que sostuvo con Jorge Morales Borbón, que jamás le perdonaría haberla dejado sola, vulnerable, expuesta, ante precisamente ese caso bochornoso del DIF estatal y la adopción de menores.

 

Hoy, Morales Borbón, es el único secretario, bajo su régimen, preso en el Cereso, y curiosamente, abandonado a su suerte por todo el padrecismo y el panismo de Sonora.

 

Ni siquiera Célida López o Javier Dagnino han salido en su defensa.

 

Pero mire usted, por eso el caso de Arzate Carbajal, ya detenido y declarando, cobra una especial relevancia, porque él es el único, de todos los padrecistas investigados, que podría traer al plano mediático, de nueva cuenta, a la esposa del ex gobernador.

 

E Iveth Dagnino Acuña, aun siendo su esposa, no tiene el mismo capital político, ni en el plano estatal ni el nacional, con el que pueda negociar impunidad o libertad.

 

La esposa del ex gobernador es ahora, la más vulnerable de todo el sistema padrecista.

 

¿Permitirá “el memo” que le peguen a ella? ¿La dejara sola en un eventual enfrentamiento contra la autoridad estatal o federal? ¿Estará ella dispuesta a jugar a los amparos, y a vivir a salto de mata?

 

Y, por otra parte, ella es también la que mejor conoce, a todo detalle, bien capitulado, el orden de la corrupción en la que su esposo se fue envolviendo, a lo largo de seis años de administración.

 

Si acaso llega este caso DIF a su detención, o a llevarla a declarar, ¿tendrá algo que aportar en la investigación en contra de su esposo?

 

Por eso, se repite, la detención de Vladimir Arzate Carbajal cobra especial relevancia.

 

Representa una nueva línea ofensiva en contra de Guillermo Padrés, que involucra ya, de manera directa, a su familia.

 

Y por la sensibilidad del caso, porque hoy más que nunca, el ex gobernador ocupa que lo defiendan, a él y a su esposa.

 

Ante esto, la pareja parlamentaria conformada por Célida López Cárdenas y Javier Dagnino Escobosa deberían, en congruencia con su oficiosa defensa padrecista, aprovechar la tribuna y decir, a voz de cuello, que el caso contra Arzate Carbajal es también una persecución, un intento de represión política, y un caso de siembra de evidencia.

 

Pero es ahí donde la puerca tuerce el rabo.

 

Ir en favor de quien se atrevió a hacer negocios con menores de edad, les resultaría muy contra producente. Y al mismo tiempo, diferenciar la defensa hacia Iveth Dagnino Acuña, señalando que cualquier acusación en contra de ella sí sería una represión y persecución política, los colocara igualmente, en una posición muy comprometida.

 

Más allá de la defensa obligada a la esposa del jefe político en Sonora, los padrecistas enfrentan una crisis de identidad, de la que se habla en el primer párrafo, y que hoy los empieza ya a poner contra las cuerdas.

 

Si bien es cierto que el argumento seguirá rondando la exigencia del debido proceso, el respeto a los derechos humanos, la no violación al Código de Proceso Penales y demás, el espacio de operación en ese sentido empieza ya a disminuir.

 

Y no significa eso que Guillermo Padrés Elías se vaya a quedar solo, o que el padrecismo vaya a desaparecer de la faz del panismo sonorense, sino que, antes bien, ese grupo ultra defensor será cada vez más compacto.

 

No puede, el PAN nacional, darse el lujo de permitir que GPE o su esposa, o ambos, pisen la cárcel, porque en su propio pecado llevarán la penitencia. Haberles defendido con tanta ultranza desde el mismo 2012, justificarles a partir del 2015 y hasta le fecha los colocaría, en igualdad de circunstancias, en la misma celda.

 

Eso, se insiste como en la columna anterior, no garantiza ganar elecciones futuras.

 

@mensajero34 elmensajero.mx

(Fecha de publicación 29092016)

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