La Agencia Espacial Europea tiene un plan para solucionar nuestra crisis energética: traerla del espacio
UNIÓN EUROPEA. — Más parece sacada de una novela de ciencia ficción o un boceto de aquel mortífero “rayo de la muerte” que persiguieron Washington y Moscú durante la Guerra Fría que una presentación de la Agencia Espacial Europea (ESA). Y sin embargo lo que ves sobre estas líneas es justo eso, una recreación con la que la agencia intergubernamental pretende mostrar uno de sus proyectos más ambiciosos en materia energética: replantearse la energía solar gracias a las SBSP.
El concepto es aún más fascinante que la imagen.
¿Qué es eso de SBSP?
Pues las siglas de Space-Based Solar Power. O lo que es lo mismo, “energía solar basada en el espacio”, una etiqueta descriptiva que deja poco a la imaginación. La SBSP plantea básicamente aprovechar la energía solar de una forma algo distinta a la que estamos habituados: la energía la captarían enormes satélites en órbita geoestacionaria, que se encargarían de recibirla durante 24 horas al día los siete días de la semana para luego convertirla en microondas de baja densidad que se transmitirían a estaciones receptoras situadas en la Tierra.
Un sueño ambicioso… y complejo.
La idea es tan ambiciosa como compleja y requiere aún de estudios y desarrollo tecnológico, pero hasta la fecha —reivindica la agencia intergubernamental—, más que obstáculos técnicos los análisis previos han anotado “desafíos prohibitivos” que complican que la SBSP resulte económicamente viable. ¿Qué desafíos? Como reconoce la propia agencia, los satélites y antenas receptoras (rectenas) tendrían que ser enormes, lo que implica a su vez que tendríamos que ser capaces de fabricar y ensamblar grandes estructuras en el espacio.
También necesitaríamos estudiar mejor los efectos de las microondas de baja potencia, su compatibilidad con el resto de satélites y aeronaves o incluso definir el marco regulatorio. Para avanzar en ese camino, la agencia europea ha lanzado la iniciativa SOLARIS, que tiene un carácter preparatorio y busca allanar el camino para la toma de decisiones. Su objetivo es aportar claves que ayuden a las autoridades a valorar si en el futuro vadrá la pena apostar por la SBSP.
¿Y por qué tantas complicaciones?
Porque el premio, valora la AESA, puede ser igual de ambicioso. “A diferencia de las plantas de energía solar terrestre, SBSP proporcionará energía continua, estable y de carba base (no intermitente) a una red eléctrica similar a las plantas de energía nuclear, hidroeléctrica, de carbón y gas”, argumenta la agencia, que recalca que las plantas de SBSP completarán las de paneles tradicionales y pueden desplegarse tanto por tierra como por el mar.
La agencia reivindica el potencial de la propuesta y que los esfuerzos volcados en Solaris en aspectos como la fabricación, ensamblaje en órbita o eficiencia fotovoltaica pueden tener otras aplicaciones. Al citar ejemplos la ESA apunta el escenario de que cada satélite emita 2 gigavatios (GW) de energía hacia la Tierra. También desliza que, por sus amplias matrices con paneles solares, una estación lo suficientemente potente sería visible como una estrella en el cielo nocturno.
Los pasos que ha dado Solaris.
No todo es teoría o papel. Al ponerse en marcha, la iniciativa Solaris aspiraba a abrir camino, dejar argumentos sobre la mesa de cara al Consejo de la ESA a nivel ministerial previsto para finales de este mismo mes. “El objetivo sería preparar el terreno para una posible decisión en 2025 sobre un programa de desarrollo completo, estableciendo la viabilidad técnica, política y programática”, recogía la agencia. Y lo cierto es que pasos se han dado en esa dirección. Tímidos y lejos aún de despejar las dudas; pero pasos adelante, en cualquier caso.
Durante la X-Works Innovation Factory de Airbus, evento celebrado en Múnich a finales de septiembre, la corporación aeroespacial, embarcada en el proyecto, hizo un pequeño experimento a pequeña escala: demostró cómo pueden usarse microondas para transmitir energía a una distancia de 36 metros e iluminar una ciudad en miniatura. El ensayo aspiraba a mostrar la viabilidad de transmitir la energía entre dos puntos que emulaban el «Espacio» y la «Tierra».
La letra pequeña de la demostración.
“Hemos probado con éxito los componentes clave de un futuro sistema de energía solar basado en el espacio a pequeña escala por primera vez; estamos listos para llevar Power Beaming al siguiente nivel”, destaca Airbus, que explica cómo durante la demostración incluso se empleó la energía para la producción de hidrógeno verde. La multinacional aporta también algunas pistas sobre el calado del despliegue final, como que si quieren alcanzar la potencia de una planta nuclear los satélites tendrían que medir unos dos kilómetros de ancho.
Más allá de la agencia europea. La agencia europea no es la única que ha pensado en las posibilidades de la SBSP. La agencia espacial japonesa o incluso la NASA han explorado un camino similar. En primavera SpaceNews aseguraba de hecho que el organismo había decidido replantearse la viabilidad de la energía solar basada en el espacio. El objetivo de la ESA pasa ahora, reconoce, por aportar claves para a finales de mes pueda tomar una “decisión informada” sobre su futuro.
PUBLICADO EL 13/NOVIEMBRE/DE 2022 /Con informació de XALAKA /Airbus y ESA)