Nov 24, 2024

MÁS IMÁGENES, 10 ¿Marasmo o Marisma?

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Ese largo camino que la ley impone a los futuros presidentes de la república ha sido una espada de dos filos. No desesperación pero sí una suerte de prisa estuvo coloreando la vida nacional después del 1 de julio, esto porque López Obrador tomó el toro por los cuernos y (casi) comenzó a gobernar de palabra a partir del día siguiente. Se entiende que ya tres campañas de lo mismo pudieron haber desembocado en la impaciencia.

Y de la mano del tabasqueño, la sociedad mexicana quedó sumergida en un nuevo tobogán de aceleración porque la actividad del ganador en los comicios de inmediato volvió a activar la agenda nacional, todos los días, según su viejo estilo desarrollado en los años de su regencia en CDMX. Y sin embargo parece haber un cierto regusto por asumirse ombligo de la vida civil que subyace muy por debajo de la sencillez campechana de que se presume (recordemos el lugarcito, en palacio, para una hamaca). Esta presunción de humildad ha venido ofuscando nuestra capacidad para entender al presidente electo: unos defienden tal morigeración mientras que los demás le marcan con el dedo la soberbia que como río subterráneo fluye, dicen, más abajo que el discurso literal, efecto que pasa desapercibido para sus fans. Encuesta fuera de la mano de López sugiere que no son pocos los que prefieren el aeropuerto en Santa Lucía porque así lo prefiere Obrador. De allí la respuesta esperada: “No hay dados cargados”. Aunque por su lado, Jiménez Espriú mantiene en los medios que le invitan para detallar el asunto, su continua defensa del anteproyecto de Rioboó y descalificando la obra a medias que ya levantan Los Fifís –que así llaman a las autoridades de la administración saliente– en Texcoco.

Espriú indicaba oportunamente que el concepto en Santa Lucía no pudo detallarse más por falta de dinero. Pero los obradoristas siguieron oponiendo un anteproyecto general contra una costosa obra en proceso. Las muy abundantes mesas de discusión, por radio y tv, que pudieron transparentar las opiniones técnicas a favor (de lo que ya nos está costando:) ingenieros, ecologistas, pobladores, políticos, académicos, especialistas en aeronavegación, economistas, periodistas) les surtieron de varios manojos de datos imposibles de armar en una clara idea de qué está en juego. Lo que parecía una necesidad de simplificar y aclarar, que pidió el mismo AMLO, tan sólo ha emborronado el tema. En paralelo insistir en una encuesta plebiscitaria para defender una promesa de campaña desdibujó aún más la discusión: el dejar hasta el final los detalles de qué se preguntaría a quiénes y cómo, las dudas aumentaron si bien esta actitud de suspenso afirmó, para variar, a López en el deseoso centro de la atención pariendo-en-los-montes de la política calentada.

Hay que abonar dos ingredientes más. Dice el mismo Espriú que en Japón y Alemania sendos futuros aeropuertos están parados ante la oposición del público. Volvemos a extrapolar situaciones de fuera contra la específica situación mexicana, un viejo vicio de La mafia en el poder: quizá toda la gente desprecia a los aeropuertos menos los viajeros y los exportadores e importadores del mercado libre. Este mismo futuro secretario de la SCT ha metido en la revuelta discusión otro aeropuerto más, el de Toluca, ¡asegurando que es compatible con Santa Teresa! Gasolinazo al fuego. ..Sí, de haber sufrido al secretario Ruiz Esparza pasaremos a sufrir al ing. Spriú (por cierto, AMLO desaprovechó la oportunidad única en una generación, para separar en dos partes a Comunicaciones de Transportes y terminar con un feudo burocrático enorme y demasiado acaudalado), habremos involucionado.

Alguno de nuestros lectores recordará que, desde la publicación del Plan de Desarrollo 2012-2018, anotamos que la más importante de las acciones peñistas era, entonces, la creación artificial de un cruce de caminos, el más sureño de Norteamérica de modo que México superara a Panamá como nudo de transporte comercial entre ambos océanos. No hace mucho tiempo, también dijimos que por obra de Trump, el proyecto se vino abajo a causa de la manifiesta animadversión de la Casa Blanca de Washington enseñó desde su arranque. Pero no podemos ignorar que la muriente SCT se echó a la hamaca respecto a las necesidades propias del país, enfocándose a proyectos tan ingratos como el fallido tren Querétaro-México, el otro que ligaba CDMX con Jalisco, el paso mortal a la salida de Cuernavaca y (como malicia AMLO) una probable sarta de corruptelas que van del caso Odebrecht al discutido Nuevo Aeropuerto nacional en la capital mexicana –ahora en paro político–.

El pasado15 de octubre, Peña Nieto declaraba que un país que no invierte en infraestructura retrasa su desarrollo. Curiosas palabras por cínicas: si algún priista reciente invirtió menos que el promedio histórico fue justamente EPN cuyas cifras en el tema cayeron sostenidamente durante los seis años de su gobierno. ¿Será algún avance significativo el hecho de que una o dos encuestas o sondeos se decida si crecemos o no?

Un pantano.

De un lado la necesidad por el magnetismo político, del otro la duda sembrada como elemento de tensión forman parte de un estuche llamado des-comunicación. Hay fracturas donde se busca la unidad. Fifí es una palabra para polarizar que lleva a la lucha de culturas.

Más acá, en la casa de Chihuahua 116, además de las voces discordantes al seno del personal propuesto, resulta doloroso aceptar que nuestra buena fe se va diluyendo porque al vocero oficial Jesús Ramírez Cuevas se le mira arrinconado, silencioso, incapaz de superar el alud declaracionista de un jefe que puede perder la ecuanimidad, levantar la voz, volver a las palabritas-dardo (Corazón corazón, negándose a una reportera que hace su trabajo), entonando metálica, chochamente los dichos de una campaña que ya terminó.

(Disgresión— En su librito La Orquesta, el director musical Jean-Francois Paillard cita al periodista que revisaba la actuación a la batuta del compositor Maurice Ravel, dice: <Afortunadamente Monsieur Ravel no solamente es un hábil director de orquesta sino que también lo parece>. ¿Hasta cuándo el luchador social será un presidente?)

López Obrador no sólo es víctima de sus acaloradas promesas de una campaña revolucionaria; está sujeto a elegir entre centralizar absolutamente la información al público (asunto que sugiere autoritarismo) y dejar que su muy variado grupo de colaboradores digan democráticamente lo que les plazca (asunto que sugiere una debilidad personal y un atentado a su plataforma presidencial). Las cuotas electorales de coalición exigen.

Y nosotros en medio, listos para votar sobre un aeropuerto… instalación que puede ir desde un puerto al nivel de los que México debe llegar a ser, hasta una instalación que no afecte la humildad pregonada, manejando las tijeras, las tijeras. Irónico pues, que de gastarse más en Texcoco, no será López quien lo inaugure sino su sucesor., Ahora bien, por declaraciones, se ha sugerido que sea Slim el pagador, pero López no puede dar decisiones de domino a nadie sin mediar una democrática licitación ¿Por qué a veces pide encuestar y otras no? ¿No se trataba de terminar con las ocurrencias? ¿Es posible contradecir a un presidente aunque sea electo y no haya llevado la hamaca a Palacio?

En verdad no sabríamos si la imprecisión es una nueva y sutil forma de corrupción, de lo que estamos seguros es que al país le urge claridad, sentido de destino más allá de lo sexenal y fuera de cuentachiles. Robert Kiyosaki escribió que para llegar a ricos –repetimos de nuevo—es preciso pensar como ricos. De otra manera al final estaríamos repartiendo la pobreza.

–Dionisio Estrada

(FECHA DE PUBLICACIÓN.24/10/2018 //

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