MÁS IMÁGENES, 18. Encaramados y sin red
En el programa televisivo citado hace poco, López Obrador dejó al aire un concepto que quizá redondee su idea de lo que los mexicanos somos. Dijo: “…..Un gran pueblo con una gran cultura” cuando hablaba con su muy usada frase de el pueblo sabio, etcétera. Piedra de toque para elaborar una justa política cultural.
Y es que a diferencia de la mayoría, para él entonces Cultura es la forma de ser…. del individuo como célula social (la individualización es mía y probablemente no sea tan cercana a las concepciones del tabasqueño), no importa, se trata de un excelente punto de partida. La cultura entre la mayoría es entendida como si fuera civilización. No, la cultura supera a ésa, la llamada alta cultura, porque abarca la espuma de hasta arriba donde se ha decantado ciertas obras de excelencia decantada, sazonada, que pasan a ser ejemplos del quehacer artístico y científico de los humanos, esos picos de la alta cultura; son absorbidos por la simple y llana Cultura. Existen otros, más pobres de espíritu que todavía consideran que la cultura es un barniz para no parecer salvaje o rural, costra que se adquiere codeándose con sabios, artistas, en general creadores y con sus obras, o al menos saber de ellos o de ellas. No, sobre todo, la Cultura es cómo somos y cómo estamos, todos hoy. Los miserables suponen que cultura es simplemente pulirse entre el ocio divertido o aburrido en tiempo libre, como un plus del exceso de energías, una forma de sudar para adentro que dizque nutre, una manera de no estar como planta en una maceta del corredor. No, la cultura es vital, colectiva e irrenunciable porque se nace en ella, se la mama y se la enriquece para seguir un derrotero hacia la civilización global.
El (la) futuro(a) encargado (a) de la secretaría federal de cultura no debe estar encaramada y sin red hasta arriba del burocratismo, la gazmoñería, la cursilería y el capricho. Tarea tan difícil como lo son la creación intelectual o estética mismas (algunos creen que la estética es un salón de belleza; ya tenemos por allí en el congreso un diputado que fue desnudista y ahora preside la comisión de cultura federal).
La forma de ser. Cómo pensamos, qué hacemos, cuál es nuestro destino, hacia dónde va la brega diaria dentro de una vida; en qué creemos y en qué no, qué nos gusta y nos disgusta; qué sirve y qué hay que descartar. Lo que sentimos que nos falta, lo que tenemos y gozamos o no, aquello que deseamos tener…Sí señor, es filosofía, ni más ni menos.
Sondear en la mexicanidad, conocerla, explicarla, conservarla, renovarla, acrecentarla, pulirla, retirarle la mala hierba, limpiar el cerebro de lo que nos ata a las negruras del pasado. Saber cómo haremos para acabar siendo sabios, amables, productivos, amantes de la vida y deseosos del premio por las buenas obras de cada día. Va más allá de la instrucción y la educación escolarizada, lejos aún del autodidactismo e internet. Ser culto es tener plena consciencia de la realidad y asumir la conciencia de que hay que mejorarla porque siempre es perfectible. Nosotros somos los imperfectos.
Se atribuye a Henry Ford la frase de que pensar es la cosa más difícil de hacer, por eso hay tan pocos que lo practican. Edison no era un creador nato sino un comercializador del talento a su alrededor. Necesitamos saber pensar para poder crear.
En reciente asamblea del PRD se dictaminó acabar con las tribus, aplanar la cosa y pasar de los consensos posibles a la uniformidad. Craso error porque está en la misma naturaleza humana el sentido de armar complejos mentales atando cabos y luego expresar una actitud personal crítica ante los hechos. Otra cosa es la antropofagia de la grilla. La cultura es un contexto, horizonte general donde anidan toda suerte de matices variantes que la enriquecen.
López habla de humanismo, es hora de comprobarlo por todo lo alto. La cultura mexicana es tan sólo el acento local de la cultura universal. Meta razonable, urgente y posible es repensar la política cultural oficial de modo que se detenga la visión reduccionista. Necesitamos que no entorpezca los desarrollos propios que se dan entre ciudadanos y sus grupos –sobre todo y primero las concepciones indígenas tan nuestras como diversas aunque desconocidas y a veces satanizadas—pero también las expresiones de ruptura juvenil, sin caer en el foxismo de separar obra de hombres de la obra de las mujeres (porque a las puertas están los elegetebés). Conocer los rastros que dejan las culturas rurales en extinción, abrazar a los actuales creadores vivos dentro de un lógica propia de ellos y avalada por conocedores. Apreciar los aspectos más notables, nuestros penachos de civilización también, seguir ventilando la realidad nuestra con expresiones enriquecedoras del exterior. Mil asuntos más.
Un artista es quien reconoce en otro ese arte ajeno, dice UNESCO. Un humanista reconoce a los demás humanistas; es su deber protegerlos y nutrirlos, multiplicarlos.
LOS FUNDADORES DE la secretaría de educación usaron el curioso nombre de secretaría de instrucción pública. Tenían razón. La educación se mama en casa. Antes se lo aseguraba, hoy dizque se educa en las escuelas. Más bien se entrena para el trabajo: esa es la visión neocapitalista. La con-formación desemboca en el estar asalariado pero difícilmente en el pleno ser humano; se adiestra para ser domesticado dentro del sistema.
La pregunta que debería contestarnos el inminente nuevo secretario de educación es ésta: ¿Existe alguna diferencia entre por qué educar y para qué educar? Porque no son la misma cosa y en la elección está el destino verdadero de la nación. Y nos entretenemos en asuntos educativos porque desde allí se figura, se prefigura o se deforma la Cultura general de la población. Porque en la escuela se crea moldes…para ser un trabajador capaz y poco más, ya que la familia tal cual la creíamos no existe más (irónicamente por asuntos de trabajo y salarios). Círculo vicioso donde el espíritu del niño, del joven y del ciudadano queda desatendido. Hablamos de cultivar pero insistimos en primero reconocer cómo somos para después fijarnos en cómo queremos ser.
Por lo mismo estamos helados al saber que el Electo eliminará la reforma educativa a causa de “Razones administrativas, laborales”. En vez de eliminarla porque conduce a la esclavitud mental de las leyes del dinero y del poder.
Si de allí desprendemos el marco intelectual de la próxima secretaría de cultura pues es cosa de jalarse de los pelos porque seguiremos siendo dulces robots de los dizque maestros en nuestras dizque escuelas para retroalimentar una dizque cultura hueca que no lleva a nada mas que al escaso y muy selectivo patronazgo gubernamental. La idea toral es crecer como seres humanos, alcanzar la plenitud que merecemos todos a partir de las cualidades que nos conozcamos y sobrepasando las debilidades, todos y cada uno. Eso sí sería humanismo no las cuitas escalafonarias que pueden estar vendiéndonos.
Sí, hay pugna por el sindicato magisterial. Sí, los maestros significan millón y medio de votos electorales. Pero el asunto está más allá, en la esfera del Conocimiento para Vivir Bien. Incluso algunos ya sostienen que las escuelas son mala herencia del pasado: no sólo recrean adultos mediocres sino que les cortan sus potencialidades…a veces sumidos por asuntos “laborales y administrativos”.
Pero sobre todo por la miopía anquilosada de los docentes, sus jefes y sus autoridades. Por dar un ejemplo del cambio de actitudes a raíz de un cambio de papeles: el maestro podría estar a mano para dar lo que no está en los libros ni en red y establecer un ámbito de sim-patía comunitaria y gregaria, empática, donde no hay enseñanza, sólo aprendizaje de ambas partes.
Educar es muy otra cosa. Dejemos el pragmatismo fácil y barato y asumamos una renovada consciencia de lo que ya es la Cultura para partir de allí y darle el matiz actual que necesitamos a fin de perfilar un futuro pleno, democrático, útil hasta arriba, rico en posibilidades y ahíto de humanismo. ¿Cómo se crece? Sabiendo, decidiendo y actuando…aprendiendo a vivir también internamente. Todo lo demás es bastante secundario. Urge pues dos marcos teóricos en la base: la referencia vida-educación y la referencia educación-cultura para tener la referencia gobernado-gobernante, contra la referencia conejos-dios.
Necesitamos una reforma educativa tan radical y positiva que nos dure al menos 18 años, para ver por primera vez resultados extrasexenales, es decir, el efecto en toda una cohorte generacional que nace en preescolar y termina provisionalmente en licenciatura. No más cambios caprichosos incapaces de evaluarse por los cambios subsecuentes.
Para acabar pronto, la secretaría de educación debería estar dentro de la secretaría de cultura y, de allí p’al real. Carga pesada, urgente, inevitable y elemental para quien asuma estos puestos en cuyos zapatos yo no quisiera estar porque de una vez por todas hay que enfrentarse con los inteligentes independientes.
–Dionisio Estrada
(FECHA DE PUBLICACIÓN.05/12/2018 //