Nov 24, 2024

MÁS IMÁGENES, 2. La democracia del 47 y de todos los demás

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A escasas horas de recibir su diploma –así llama AMLO a la constancia de mayoría que da paso a su investidura de Presidente Electo– el tabasqueño mencionó dos calificaciones insólitas. La primera dice sobre el candidato priista no-priista Meade que “Es decente, bueno, honorable”.
La segunda apreciación va para Carlos Slim de quien dijo que “Por su imaginación y talento es uno de los más exitosos (empresarios) de México y del mundo”. Opiniones opuestas a los conocidos dichos de campaña. Estas palabras mueven a preguntarse dónde estuvo la equivocación, si antes o después de la tercera peregrinación nacional obradorista. Uno se pregunta –si el engaño fue de campaña—para qué se gasta tanto dinero en cosas que luego serán negadas, pero peor, si se trata de mentir para competir, ganar y llegar a gobernar, entonces ya no sabríamos a qué atenernos. Pero si la mentira es actual peor para nosotros: medio México votó por un mentiroso recién establecido legal, constitucionalmente.

Usted dirá que, efectivamente una cosa es la mercadotecnia electoral, otra cosa la vida real y muy otra la realpolitik. Pero estamos frente de una persona que se asume, se dice honesta, sincera y sencilla. Esta es una de las muchas muestras de que el talón de aquiles del futuro presidente es la comunicación. Hay más que una lengua suelta. Vaguedades, contradicciones, parcialidades, punzantes advertencias, rezongos y juicios de apreciación apenas ayudan a medio conformar una idea de quién es la persona. A la lengua suelta se añade inexplicablemente una apabullante pobreza verbal. Como si nunca hubiera leído algún libro que le ampliara el vocabulario, lo que es decir que su cultura general es insuficiente: esto afecta su visión del mundo y el alcance de sus metas en relación a sus capacidades. Mal comunicarse es jugar contra la credibilidad, minar la confianza entre quienes saben pensar más o menos bien (que cada vez son más, pese al sabotaje de varios sexenios de la SEP). Nos convendría conocer el filme que Mandoqui le hizo a López durante sus años como jefe de la CDMX, hasta ahora escondido.

Durante las presentaciones en su casa de campaña, a veces tiende a detallar demasiado, presionado por el chacaleo de los reporteros y acaba cediendo, extendiéndose en largas pequeñeces trasmitidas por la tv nacional. Y cuando se harta dispara su Amor y Paz para salirse por la tangente. No quiere dejar de ser simpático con los chicos de la prensa pero tampoco se sube oportunamente por la escalera para entrar a las oficinas y abreviarnos la vida. Si las preguntas son malas ya perdimos un tiempo precioso, pero no importa porque a nadie se le ha ocurrido darles un micrófono para saber qué le preguntan…

Dijimos antes que se necesita centralizar la información por algún responsable ya que los miembros de su gabinete ofrecen detalles que parecen a veces versiones alternas de lo dicho por el patrón. Necesitamos versiones claras, concisas de lo que quieren hacer saber desde allí a fin de armar un discurso coherente, continuo y confiable de esta etapa que tan febril parece que va quemando tapidamente la imagen de López por una sobrepresencia mediática. Alguien dijo alguna vez que AMLO fija la agenda pública -los últimos doce años-, estaba equivocado: AMLO mismo es la agenda pública. Y sin embargo, López acaba de decir: “El ejecutivo no será el poder de los poderes”.

POR LO DEMÁS se organiza un trío de encuestas: la del aeropuerto, la de seguridad tras los muchos foros y la del derrocamiento de la reforma educativa. Durante la campaña estos tres temas fueron básicos en la discusión pero cuando se le preguntaba al candidato presidencial de Morena, éste no daba su punto de vista sino mencionaba que en esos temas es mejor dejar que las encuestas nos digan…

…Escapándose otra vez por la tangente. Y fueron muchas veces. Muchos no entendemos cómo se puede encuestar acerca de asuntos tan diagnosticados, estudiados, confrontados anteriormente y de los que existen archivos para estudiarlos, en vez de repetirlos, con poco dinero y poquísimo tiempo. ¿Se trata de duplicar por quien quiere simplificar? ¿Es tan desconfiado AMLO que pide regresar al punto cero de las tres cuestiones; es preciso volver a escuchar a los mismos eruditos?

AFORTUNADAMENTE A LA urgente necesidad de recoger personalmente la opinión del pueblo, hace ya más de un mes que muy diversos sectores estuvieron entregando sus propias agendas al candidato ganador. Uno quisiera que fueran todos los grupos de interés, expresados con conocimiento, reposadamente, en vez del asambleísmo perredista que persiste entre no pocos. Para conseguir que todos expresemos nuestras agendas como correspondencia exclusiva para el señor López es preciso que la sociedad civil se organice y estructure por su lado en un frente común ciudadano que ayude a gobernar con sabiduría y oportunidad, colgándose de los timbres democráticos de que el tabasqueño presume y continuar con el siguiente co-gobierno. La sociedad habría de establecer unos cuantos interlocutores lúcidos, confiables pero representativos (ver más abajo) que ejerzan esta asesoría-consejería pública, mismos que retroalimentarían a todos los demás acerca del avance de la obra de gobierno, de sus motivaciones, avances, problemas y costos. No se trata de dar alas al 47% de los mexicanos que votaron por otros candidatos sino de incorporarlos a todos por sectores o ramos en un foro permanente de comunicación social mixta, de valía y apoyo. Esto mismo ha venido monopolizando el Consejo Coordinador Empresarial, como único frente civil de oposición (Los partidos políticos están aborrecidos y semidestruidos, por lo que su oposición sería interesada, esto de concretarse su resurrección.)

Sabemos que reconstruir un país es algo prolongado, complicado, difícil, costoso y creativo. Hagamos buena democracia ayudando en esta crisis. Obrador merece ser ayudado por ser elegido por media aclamación en democracia. Pero aún más grave: por lo que sabemos, lo que sentimos y lo que a veces intuimos tras los gestos y actitudes, posturas y palabras, López Obrador necesita ser ayudado.

MÁS ALLÁ DEL intento de imponer una moral personal, la cabeza del ejecutivo federal podría abrirse para superar ese aire sesentero medio hippy de paz- amor-olvido-perdón que no lleva a ninguna parte a no ser una invocación religiosa en un país laico. La verdadera paz se logra primero, con buenas policías, buenos ministerios públicos, buenos procuradores y buenos jueces. A la vez bajo una profunda renovación cívica de la ciudadanía; a muy largo plazo. No con flores, desmemorias ni decretos.

En el mundillo de las ONGs, el de los editorialistas periodísticos, los teóricos de la política, la academia y varias instituciones intermedias, se tiene el consenso acerca de cuáles grupos de la sociedad civil pudieran formar la base de un Foro Sexenal de Participación Política Sin Partidos adonde se reunieran ciudadanos organizados que auxiliaran, acotaran, nutrieran, vigilaran y en su caso defendieran las decisiones de gobierno, como una extensión lógica de la nueva democracia. Digamos que una docena de organizaciones-paragua pudieran involucrar a otros frentes particulares menores, confiables y construir perentoriamente un rico tejido amplio finalmente representativo, independiente y autónomo que no necesita sino comunicaciones en línea (las redes) para la exposición, la captura y enlace informativos, que conduzcan a propuestas de consenso, según la temática semanal que se vaya dando desde Palacio. No creemos que diputados y senadores vayan a cambiar su conocida actitud histórica; todos nacieron de donde mismo, aún los morenistas.

Dejando establecido que el 53% de los votantes lo hizo de buena fe, apostaríamos a una movilización ciudadana también de buena fe, porque consideramos que López Obrador actúa de buena fe. El cambio sería en dos sentidos: las expresiones de los mexicanos deberían remontar, superar el viejo concepto priista de Pueblo de México y asumirnos como lo que somos: la sociedad civil (por ejemplo, este frente pudiera compartir la Hora Nacional volviéndola útil, informadora y motivadora, retroalimentadora del mandato constitucional, etcétera). Una democracia de ida y vuelta que no necesita permiso.

SI LA VOTACIÓN favorable a López ha sido abrumadora, más abrumadoras son las expectativas que se esperan de esta Cuarta evolución del estado mexicano. Y a grande expectativas grandes exigencias. Es ineludible colaborar en la satisfacción que busca un tabasqueño para evitar que se desinfle la hoy alegre burbuja política que está cobijando a los mexicanos. Por cierto, la suma de participaciones individuales colmarían el deseo del INE que, en un spot reciente pide, literalmente “Participar en las decisiones de México”. Es cosa de tomarle la palabra porque un segundo co-gobierno en manos de la sociedad civil puede ahorrar tiempo. Y dinero –segundo tema favorito del tabasqueño… El tercero es el béisbol–. Ya lo dijo Alfonso Durazo (Morelia, agosto 14): “Participación, como aquélla del 1 de julio”. Ésa es la palabra, pese al letrerito al pie de la famosa escalera de granito gris, Chihuahua 116, colonia Roma, CDMX que reza “Prohibido el paso”.

–Dionisio Estrada

(FECHA DE PUBLICACIÓN.15/082018 //

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