Nov 24, 2024

MÁS IMÁGENES, 24, La cuesta de enero

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LA CORRUPCIÓN ALREDEDOR de Pemex ha enfrenado el centro del país. Para atacar el guachicoleo se han cerrado las válvulas de suministro (“Se está reprogramando la distribución”): seis entidades estuvieron en situación crítica. El desabasto provocado –sin querer o queriéndolo—ha provocado el suministrar vía terrestre por pipas; cuesta 14 veces más que vía ductos, indica la Comisión de Energía, en lo que parece una medicina más perniciosa que la enfermedad.

En Guanajuato escala la crisis pues se prevé ya falta de turbosina de modo que el tráfico aéreo pudiera quedar detenido. Los millones de escolares que el lunes 7 de enero verían comprometida su normal asistencia. El presidente habla de una cortina de humo en un discurso equívoco que no acaba por esclarecer el verdadero origen de esta sequía. Los ductos se han cerrado, para los guachicoleros y para todos los demás. Pareciera que el corte es la solución del médico sin imaginación o francamente mediocre: “¿Le duele a usted la pierna? La cortaremos para acabar con el dolor”.

“La inteligencia sin imaginación es como un pájaro sin alas” (Salvador Dalí, pintor)…«La imaginación es para viajar: viene con uno y es una nave” (Marcelo Díaz, monero)… «¿Llega el momento en que lo intrépido se vuelve estúpido” (frase del guión de Mission Impossible III)…  Lo cierto es que la corrupción no se va con palabras de algún nuevo sistema de gobierno. Lo cierto es que, por un lado, hoy día 7, cien estaciones de gasolina han cerrado en Querétaro mientras que en Morelia el desabasto ya cumple 16 días, lo que hace pensar que no toda la operación antiguachicol sea la única responsable. Además –al menos en la frontera sonorense—los ajustes a la baja en el precio del energético (y la reducción del IVA) siguen sin ser aplicados. De todas maneras, Pemex está fallando en garantizar el necesario flujo de energético ¿Alguna idea para contrarrestarle? Rocío Nahle no por favor (“Quizá nos faltó logística“) El presidente declara que la operación durará todo un mes y luego se evaluará: “El plan está funcionando”. El manejo de las pipas se pagará con dinero del contribuyente. ¿30 días para acabar el guachicoleo? ¿Se cambiará la logística o a los funcionarios ineptos? A veces parece que AMLO está rodeado por gente muy original pero poco apta.

Y SIN EMBARGO HA BASTADO un mes para que el Presidente haya envejecido palpablemente. Allí donde no existe el photoshop de los mensajes grabados y los spots promocionales de la presidencia –no de Morena–se le mira la cara arrugada, una papada suelta y caediza, tal cual corresponde a un trabajado hombre de su edad pero que no casa con la todavía mayoría de mexicanos veintiones y treintones que pululan por este valle de lágrimas. La televisión se encarga de ir develando a los hombres del presidente y sabemos que siguen abundando los ancianos, como nos ha sucedido con el subsecretario de comunicaciones y transportes y como seguirá sucediéndonos estas semanas de una agonizante Luna de Miel. No es por faltarles al respeto pero ignoramos cómo tanta experiencia –acumulada por los años que se cuentan dentro del gabinete actual y sus adláteres—resultará oportuna y actual ante los problemas de un México que para nada es viejo. Chochear es natural pero peligroso para la nación.

Otro síntoma de enero es lo mañanero de la comunicación presidencial, que hace agua por falta de experiencia (aquí el culpable directo es el vocero, Jesús Ramírez Cuevas, quien no hace su trabajo). Nos explicamos.

La estadística acerca de los homicidios en el país fue nota no por los (gravísimos) números sino también porque al presidente lo agarraron sin información –que la tiene y diaria, pero que no maneja–. No pudo contradecir con hechos los dichos del periódico Reforma, sino hasta el otro día. Veinticuatro horas esperando que el nuevo gobierno contraatacara son demasiadas. Es decir, López asiste solito y sin tarjetas a enfrentarse a una prensa a veces hasta madura y se deja comer el mandado. No basta sustituir la respuesta con un gag ocurrente ni alguna promesa; López sigue prometiendo demasiado, hasta en detalles nimios cuando ya son tiempos de hechos por primerizos que sean; ya no está en campaña, pero se confunde y nos confunde. Contestar con evasivas no ayuda, diferir las respuestas tampoco. Si se trata de crear agenda temprana ahora se ve que los esfuerzos son débiles, fuera de foco y poco gananciosos para el público: total, una comunicación poco profesional del ejecutivo, palabras caseras que alientan a sus fanáticos pero desalientan al resto. Se trata de ser popular no de estar jugándonos el dedo en la boca. López debe entender que gobierna para todos, no sólo para su claque.

México es más que Tabasco, nos explicamos. Quisiéramos encontrar mejor nombre para un hecho que toca lo sociológico: creemos –es incomprobable por lo pronto—que las diferentes capas de las sociedades viven etapas mental-culturales diferentes, unos más avanzados que otros; otros más avezados e informados, más formados que los demás. Sin mediar discriminación peyorativa, discriminamos ponderando, que ciertos mexicanos corren a una velocidad cultural lenta y otros a una mayor rapidez o a un estadio sociocultural menos retrasado. La ciencia tiene la palabra. Pero dudamos que muchos tabasqueños generalmente sean más brillantes que Carlos Pellicer, por ejemplo. El presidente debe elevarse hasta su mejor nivel intelectual para no seguir haciendo desmerecer una institución que sigue en crisis desde hace 18 años. López ya no es el líder petrolero que fue ni un luchador social con buena estrella; es ya el presidente de todos nosotros. Debe hablar e informar como un presidente siglo XXI hace, ostensiblemente ocupado en sus (nuestras) cosas, aunque sean las seis de la mañana.

Las Mañaneras jugaron parte de las bromas del Día de los Inocentes. El presidente bromeó diciendo a los reporteros de la fuente que se terminaban y serían sustituidas por una versión semanal. No pocos soltaron un suspiro de alivio. Si son largas y laxas, valdría más que fueran concentradas y semanales. Además López ignora abiertamente el efecto comunicacional de la sobreexposición y su gente no se lo dice, embaucados con el aura del jefe. La cuesta de enero es una cuesta de desgaste.

 

—Dionisio Estrada

(FECHA DE PUBLICACIÓN.13/01/2019 //

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