Muere Mario Molina, premio Nobel de Química en 1995
CIUDAD DE MÉXICO. MX. — El científico mexicano, Mario Molina falleció, así lo comunicó en su cuenta de Twitter la Universidad Autónoma de México. Fue galardonado con el Premio Nobel de 1995.
Mario Molina fue uno de los ingenieros químicos mexicanos más destacados de la historia, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México a mediados de los años 60.
Destacó por ser uno de los descubridores de las causas del agujero de ozono antártico, pero su momento cumbre llegó en 1995 cuando recibió el Premio Nobel de Química, siendo el primer mexicano en obtenerlo, esto por su papel para la dilucidación de la amenaza a la capa de ozono de la Tierra por parte de los gases de cloro, bromo, dióxido de carbono.
El mexicano fue uno de fue correceptor junto con Paul J. Crutzen y F. Sherwood Rowland del Premio Nobel de Química de 1995 por su papel para la dilucidación de la amenaza a la capa de ozono de la Tierra por parte de los gases clorofluorocarbonos (CFC), convirtiéndose en el primer ciudadano mexicano en recibir el Premio Nobel de Química.
Estuvo activo hasta sus últimos días, pues participó con el Gobierno de la Ciudad de México con la publicación del estudio “Identificando la transmisión atmosférica como la ruta dominante para la propagación del COVID-19” donde sustentaba y concluía con evidencia científica que el uso de los cubrebocas en público corresponde a la medida más efectiva para prevenir la transmisión de la enfermedad.
El mexicano realizó distintas investigaciones en el ámbito de la química ambiental sobre el problema del ambiente, sus investigaciones siguen siendo de vitales para el mundo.
En 1960 se matriculó en la UNAM como ingeniero químico, después estudió en Alemania y Estados Unidos, hasta que en 1973 se unió al equipo del profesor Sherwood Sherry Rowland como becario de posdoctorado.
¿Con qué investigación ganó el Premio Nobel en 1995 Mario Molina?
El estudio que publicó el 28 de junio de 1974 en la revista Nature, advertía que los átomos de cloro producidos por la descomposición de los CFCs destruyen por catálisis al ozono, con esto, alertaron sobre el peligro que corre el escudo protector de la Tierra debido a la contaminación.
Fue en 1985, con el descubrimiento del agujero en la capa de ozono sobre la Antártida cuando el estudio tomó relevancia.
(PUBLICADO EL 07/10/2020 /ALEJANDRA ROJAS)