Mulegé en BCS reabrirá acceso a pinturas rupestres a partir del 1 de noviembre
LA PAZ, BAJA CALIFORNIA SUR. MX. — El delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) Humberto Carrillo Ruvalcaba anunció que a partir del 1 de noviembre se abrirá al público la zona arqueológica de la Sierra de San Francisco en el municipio de Mulegé con una serie de medidas sanitarias para prevenir posibles contagios de Covid-19.
El museo regional de La Paz se abrió al público desde el pasado 14 de octubre, con algunas restricciones en el horario que antes era de 9 de la mañana a 6 de la tarde; ahora será de 10 de la mañana a 4 de la tarde, con sana distancia, uso obligatorio de cubrebocas, toma de temperatura y grupos no mayores de 10 personas, y a partir del día 20 se abrirá el museo de Las Misiones en Loreto, con las mismas medidas sanitarias antes citadas.
En el caso de la sierra de San Francisco, Humberto Carrillo Ruvalcaba informó que se dotará de insumos a los custodios de los sitios arqueológicos y que este 21 de octubre personal del INAH les llevará los implementos sanitarios y se les ofrecerá pláticas a los rancheros para efectuar el protocolo sanitario, tanto para ellos como para los visitantes a fin de evitar contagios de Covid-19.
Recordó que durante los meses de noviembre y diciembre es cuando llega la mayor parte de los visitantes a las pinturas rupestres, una actividad que genera importantes ingresos entre la población de esa zona serrana.
Asimismo dio a conocer que no hay reporte de daños en los sitios arqueológicos durante los meses que permanecieron cerrados, solo un incidente de un turista que voló un dron en la cueva del Ratón, mismo que fue detectado por un custodio quien le informó que esa actividad no estaba permitida y se realizó un extrañamiento.
La noticia del reinicio de actividades en San Franciscos fue recibida con reservas por algunas rancheros de la región que se desempeñan como guías de turistas; algunos han manifestado su preocupación por las peligrosidad de contagios de Covid-19, debido a que la mayor parte de la población local son adultos mayores y muchos de éstos enfermos de diabetes e hipertensión.
Otros, celebraron la decisión del INAH de reiniciar actividades para mejorar la economía, ya que se trata de familias con ingresos muy limitados, provenientes de la cría de chivas y la elaboración de quesos.
En esta zona serrana habitan aproximadamente 250 personas en las rancherías de San Francisco, San Gregorio, La Soledad, Guadalupe, Santa Teresa, San Antonio, San Julio y Las Golondrinas, casi todo en extrema pobreza que este año se ha agudizado debido a que no llovió, y por tanto las cabras no dieron leche y tampoco hubo queso, uno de los pocos productos de los que las familias locales obtienen algún ingreso; los aguajes se encuentran secos y el agua potable de San Francisco, -la ranchería más importante- se bombea desde un cañón con el apoyo de un motor de diésel.
Primero por la pandemia de Covid-19 y luego por la severa sequía, y a más de 8 meses de inactividad, las familias enfrentan una de las peores crisis de pobreza, sobreviviendo de las ayudas humanitarias de los gobiernos estatal y municipal, con despensas o pescado enviado por cooperativas de la zona pacífico norte.
En esta zona arqueológica se encuentran las pinturas rupestres de Santa Teresa y el Ratón además de cientos de vestigios de los antiguos californios, y cada año llegan aproximadamente 6 mil visitantes; casi la mitad a El Palmarito y el resto a la cueva del Ratón; en el primer caso, en un viaje de tres días a lomo de mula y en el segundo a un costado de la brecha que comunica a esa zona con el Valle de Vizcaíno.
San Francisco se ubica a aproximadamente 8 horas de camino saliendo de La Paz, a 4 horas de Loreto, a 2 horas al sur de Guerrero Negro.
Una gran parte de la sierra de San Francisco está dentro del Área Natural Protegida de la Reserva de la Biosfera de Vizcaíno; es un sitio protegido por el INAH y en el año 1993 declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Sus pinturas murales de gran formato en murales de piedra que datan de hace más de 10 mil años, mucho antes de la llegada de los indios cochimíes; en cuevas y cañadas se pueden apreciar petroglifos, puntas de lanza y otros utensilios de los antiguos pobladores de esta región, entre lo más reciente, hollín en las partes altas de las cuevas, originado por las fogatas de los cochimíes.
(PUBLICADO EL 26/10/2020 / Elías Medina | El Sudcaliforniano)