Sep 20, 2024

NOTAS SUELTAS. Este arroz ya se coció

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“Los que aman el dinero no lo regalan” (Arthur Miller).

 

 

Tras las lamentables muestras de ilegalidad que nos ofreció el Poder Judicial a través de sus huestes convertidas en fuerza de choque, manada de porros y juniors encaramados en apellidos y prebendas familiares, una mayoría calificada de diputados, senadores y 23 congresos estatales dijeron sí a la reforma judicial, lo que la hace constitucional.

 

Los integrantes de la familia judicial siguen revolcándose en la inmundicia apátrida de posar para los medios internacionales, en acciones que recuerdan la búsqueda de un príncipe extranjero y que el pueblo finalmente mandó al Cerro de las Campanas.

 

Es lamentable y oprobioso ver cómo uno de los poderes de la Unión renuncia a sus funciones constitucionales para asumirse como golpista, como reducto familiar que cobija delincuentes, intereses transnacionales y ambiciones retrógradas que envilecen a la justicia mexicana.

 

Pero, por si les quedara duda, el pueblo que colmó las urnas electorales en 2018 y 2024, llenó el zócalo capitalino el día del Grito de Dolores, y celebró con gozo a los héroes que nos dieron patria y libertad. Este 15 de septiembre también se promulgó la Reforma Judicial.

 

Para colmo de despropósitos y desatinos, la oposición saca del closet a Ernesto Zedillo, el beneficiario de la muerte de Colosio gracias a los buenos oficios de Beltrones, y que nos encadenó al Fobaproa, que privatizó los ferrocarriles, las pensiones y precarizó la seguridad social. No hay duda de que los delincuentes y criminales tienen acogida segura en las coladeras del Prian.

 

Lo cierto es que los avances democráticos actuales tienen como contrapunto las inercias y vicios del pasado, y aún vivimos colgados de viejas prácticas cuyos defectos hacen costumbres duras de cambiar. Normalizamos el abuso del poder, el nepotismo y las corruptelas, a cambio de tolerancia al error propio y a las ventajas del silencio en los negocios personales y familiares.

 

La inseguridad que se vive en algunas regiones del país no termina, por más que exista el propósito gubernamental de garantizar la paz y el progreso regional porque hemos heredado estructuras e intereses que se resisten a los cambios.

 

Asimismo, en el plano internacional, tenemos pactos bilaterales y multilaterales con naciones y entidades cuyos propósitos no son necesariamente los que enuncian y formalizan, aunque se publicitan con notas elogiosas y fotos de personajes sonrientes.

 

Somos suscriptores de tratados y acuerdos que debieran revisarse con mucho detalle, puesto que no todo lo que aparenta ser progresista y benéfico lo es en realidad.

A estas alturas del siglo, es más que evidente que los cambios y transformaciones mundiales no son necesariamente respuestas a reclamos nacionales, sino que obedecen a la lógica del gran capital y sus impulsos geoeconómicos.

 

Así pues, las iniciativas de los centros reales del poder pasan a los organismos políticos internacionales, por ejemplo, la ONU, y de ahí a los gobiernos nacionales, las ONG, las fundaciones y asociaciones en favor de tal o cual iniciativa que reivindique algún derecho o aspiración particular que busque convertirse en general.

 

En esta lógica, los acuerdos pasan de los organismos internacionales a las naciones sin tomar en cuenta sus propios intereses, su cultura y valores. Se impone imperialmente una sola forma de ver el mundo, el universo y la vida.

 

Es sabida la influencia que tiene los Estados Unidos en la economía y la política mundial, pero esa preeminencia es producto del avasallamiento de los pueblos, de la piratería, del ultraje a las soberanías, al control y fomento de redes de corrupción internacionales vía el manejo político del dólar, el tráfico y control de estupefacientes, armas y mecanismos de control mediático de alcance global. En la actualidad nadie escapa a la influencia de las redes sociales y las plataformas globales.

 

Por otra parte, es bien sabido que las embajadas albergan cualquier tipo de agencia de “inteligencia” que, en un momento dado, se convierten en organizadoras de golpes de estado y factores de desestabilización del país que parasitan.

 

En un mundo donde la lógica de la oferta y la demanda rige vidas y voluntades, es fácil suponer a qué intereses puede obedecer la inestabilidad y la violencia, sobre todo en períodos electorales y de transición gubernamental.

 

Creo que tiene razón quien afirma que, para saber de qué van los movimientos sociales ligados a las ONG o grupos patrocinados por el extranjero y determinados sectores locales, basta con seguir el olor al dinero. Así pues, ¿a quienes beneficia la protesta y resistencia contra la reforma judicial y las que se acumulen?

 

El próximo 1 de octubre se realizará el cambio de estafeta en el Poder Ejecutivo Federal y rendirá protesta Claudia Sheinbaum como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, por voluntad popular.

 

Pero las cosas no cambian de la noche a la mañana, como bien lo sabe López Obrador. La lucha es larga y complicada cuando se trata de poner el interés nacional frente al poder transnacional que sostiene la unipolaridad mundial.

 

Sigo pensando que México debe mirar al Sur, a la Patria Grande, a la multipolaridad política y económica como futuro que nos incluya a todos. Ya basta de ser una colonia no declarada del Norte. Tengamos el valor de ser libres.

 

http://jdarredondo.blogspot.com

 

Fecha de publicación  viernes 20 de septiembre de 2024

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