Ene 30, 2025

Prometió bebés a precios de ganga utilizando vientres de alquiler en México. Ahora el FBI la investiga

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Siendo madre soltera de veintitantos años, Lilly Frost trabajaba como esteticista cuando vio un anuncio de Craigslist en el que se buscaban donantes de óvulos y decidió que le vendría bien el dinero.

 

 

La experiencia de ayudar a una mujer que, según ella, había perdido a su único hijo por culpa de un conductor ebrio fue tan gratificante que Frost puso en marcha su propia empresa de captación de otras donantes. “Una vez que empecé a dedicarme a eso”, dijo, “encontré mucha alegría”.

 

Al poco tiempo se introdujo en el negocio relacionado con la gestación subrogada, poniendo en contacto a parejas con mujeres que darían a luz a sus hijos. Pero, según cuenta Frost, no podía dejar de pensar en lo injusto que parecía que más gente no pudiera permitirse un parto por subrogación, que suele costar más de 150.000 dólares -y puede llegar fácilmente al doble-.

 

“Veía que mis clientes hipotecaban su casa, liquidaban sus cuentas de jubilación… para poder pagar estos servicios”, dijo a un sitio de noticias de San Diego en 2015.

 

Así que recurrió a una solución común en muchas industrias: la subcontratación.

 

Las parejas podían ahorrar “más del 60% en comparación con las opciones en Estados Unidos” utilizando vientres de alquiler en México, anunciaba su sitio web, promocionando una “subrogación ética, transparente y de calidad asequible para las parejas de todo el mundo”.

 

En una industria multimillonaria construida sobre los sueños de los aspirantes a padres, Frost dijo a muchos de sus clientes en correos electrónicos que podía ofrecer algo que pocos se atreverían a hacer: una garantía. Por una tarifa fija -que cubría la fecundación in vitro, los gastos legales, los vientres de alquiler y sus facturas médicas- prometía a sus clientes que serían padres, sin importar el número de intentos de fecundación in vitro o de abortos.

 

Trataba a sus clientes como si fueran sus amigos, intercambiando textos y compartiendo detalles de su vida como madre de tres hijos. Una vez en su órbita, revisaban catálogos de vientres de alquiler, transferían pagos y entregaban muestras de esperma.

 

Pero cientos de miles de dólares después, muchos de ellos no tenían ningún bebé, y Frost estaba fuera del negocio y bajo investigación del FBI.

 

El colapso de su empresa y su rastro de angustia ofrecen una visión de lo que puede salir mal en la industria de la maternidad subrogada, en gran medida no regulada.

 

El Times entrevistó a más de dos docenas de sus antiguos clientes, madres de alquiler y socios comerciales de Frost y revisó miles de páginas de correos electrónicos y textos, expedientes judiciales, contratos, documentos bancarios, historiales médicos y quejas presentadas a agencias estatales y federales.

 

Lo que surgió es la historia de cómo Frost mantuvo su operación en marcha incluso cuando los crecientes fracasos dejaban claro que sus promesas eran demasiado buenas para ser verdad.

 

“Ella había ocultado brillantemente todo bajo la superficie”, dijo una clienta, Gabrielle Ackerman, cuya madre de alquiler en México abortó debido a lo que el médico reconoció como una atención médica inadecuada. “No teníamos ni idea de que estábamos entrando en el capítulo más horrible de nuestras vidas”.

 

VER HISTORIA COMPLETA AQUÍ.

 

 

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