Puede que ponerle fin a DACA sea la única manera para que el Congreso actúe rápidamente
WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS. — A una semana de que el gobierno estadounidense anunció la revocación del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) y de que el congreso prometiera trabajar de manera rápida para ayudar a los jóvenes indocumentados afectados, tales esfuerzos parecen haberse frenado casi por completo.
Aunque están pendientes demandas demócratas en contra de la revocación, una iniciativa para que el congreso debatiera el tema de manera exprés fue retirada, la comisión de temas jurídicos del senado canceló una audiencia para discutir alternativas y la comisión homóloga de la Cámara Baja indicó que no discutirán acción alguna para los llamados dreamers, sino hasta que se atiendan temas de seguridad fronteriza.
Una de las maneras en las que el presidente Donald Trump quiere reforzar esa seguridad fronteriza es con una legislación que forzaría a alguaciles y a autoridades locales a avisarle a las fuerzas migratorias si han identificado a alguna persona indocumentada aunque ya no esté detenida o haya salido bajo fianza. Muchos alguaciles, en particular de las llamadas ciudades santuario, están inseguros sobre si seguir tal futura normativa: no hacerlo significa enfrentarse a la Casa Blanca y hacerlo, a los tribunales.
Alrededor de 800.000 jóvenes indocumentados como Wazed, Salgado y Alonso habían pasado por semanas de tensión antes de que se anunciara el fin de DACA, que les ha permitido vivir de manera legal en Estados Unidos y trabajar o estudiar ahí en los últimos cinco años.
El martes, el fiscal general Jeff Sessions confirmó lo que se había especulado: el gobierno de Trump revocó la medida y dijo que la desmantelará a lo largo de seis meses, periodo durante el cual el congreso debería encontrar un remplazo legislativo. El anuncio que cumplió una promesa de campaña de Trump dejó en completa incertidumbre a todos los que se habían visto beneficiados por el programa.
“He sido bendecida con todas las oportunidades que el DACA trajo a mi vida”, dijo Salgado, de 23 años, quien es maestra y fue la primera persona de toda su familia en graduarse de la universidad.
Wazed, de 27 años, tiene un trabajo y compró un coche y un departamento después de haber recibido el estatus DACA. Actualmente es estudiante de posgrado en la Universidad del Sur de California. “¿Acaso debo planear para empezar mi vida desde cero en los próximos seis meses?”, cuestionó.
“Esto no se ha terminado”, dijo, “y no nos van a sacar de nuestro propio país en seis meses”.
La mayoría de los beneficiarios de DACA vive en California, Florida, Illinois, Nueva York o Texas, y la mayoría son oriundos de México y de países centroamericanos. Pero también hay miles de dreamers muchos otros países, como Corea del Sur, Filipinas o India.
“En los próximos días, las próximas semanas y los próximos meses, muchos estadounidenses descubrirán –quizá por primera vez– que conocen a alguien con DACA”, dijo Katharine Gin, directora ejecutiva de Educators for Fair Consideration, un grupo sin fines de lucro en San Francisco que colabora con dreamers. “Quizá es el maestro de sus hijos o la enfermera que cuida a sus madres o el joven junto al que siempre se sientan cuando van a la iglesia”.
A pesar de la incertidumbre, algunos dreamers destacaron que quizá haya un aspecto positivo en la revocación de DACA. El programa, una acción ejecutiva, siempre enfrentó ciertos problemas jurídicos pues los conservadores argumentaban que Obama no tenía el poder para crearlo sin tener el respaldo del congreso. Como Trump ahora ordenó a los legisladores hacer algo para remplazar DACA, es posible seguir soñando, ahora con que haya una solución más permanente.
“Puede que ponerle fin a DACA sea la única manera para que el congreso actúe rápidamente”, dijo Monica Lazaro, beneficiaria de DACA que vive en Miami y tenía planeado empezar un trabajo de investigación en un hospital este mes. “Vamos a presionar al congreso, sobre todo a Paul Ryan”, dijo en referencia al presidente de la Cámara Baja. “Este no es el fin, es solo el principio”.
Fue un sentimiento al que le hicieron eco muchos otros dreamers, como Marcela Zhou, estudiante de medicina en la Universidad de California en Los Ángeles.
“El futuro sigue siendo incierto, pero confío en que me convertiré en doctora algún día”, dijo. “Puede que el camino sea más largo y haya más obstáculos, pero llegaremos”.
(Fecha de publicación 13092017)