Ranulfo Romo Trujillo recibe doctorado honoris causa de la Unison
HERMOSILLO, SONORA.- La ciencia es un componente muy importante de la cultura, al igual que lo es la literatura, el arte, la danza, por ello es relevante que la Universidad de Sonora ha sido capaz no sólo de trasmitir los saberes útiles a los estudiantes para formarse en licenciaturas, maestrías y doctorados, sino también de generar centros de investigación que son esenciales para el desarrollo de una sociedad como la de Sonora, destacó Ranulfo Romo Trujillo.
En rueda de prensa antes de recibir el Doctorado Honoris Causa, dijo que el reconocimiento por parte de esta casa de estudios lo llena de orgullo por una sencilla razón: “yo pertenezco a esta geografía, salí de ella cuando tenía 18 años, con la convicción de lo que había aprendido en la primaria, secundaria y, sobre todo en la preparatoria, porque yo estudié aquí en la Universidad de Sonora, por lo tanto, es mi primera alma mater y es como el primer amor”.
Resaltó que con la máxima casa de estudios del estado ha tenido relaciones académicas muy agradables, y en ella ha impartido innumerable número de conferencias, además de haber formado parte de la Junta Universitaria de 2003 a 2015, lo que para él fue una distinción enorme.
Reconoció los notables avances que muestra la Unison desde sus años de estudiante, de cuando ingresó a la Junta Universitaria, y cómo ha crecido hasta la actualidad, por ello este Doctorado, que considera inmerecido, lo pone nervioso, lo abruma.
“Yo recibí el 2017 el Doctorado Honoris Causa por parte de la Universidad Nacional Autónoma de México y me llenó de orgullo, obviamente, pero éste es simplemente algo que nunca hubiese esperado en mi vida, porque recibir un reconocimiento de mi alma mater primera es mucho”, indicó.
Aplaudió que el Departamento de Medicina de la Universidad de Sonora no solamente está enfocado a la instrucción para formar médicos sonorenses, sino que también tiene investigación, y dentro de lo vasto del ramo de la biomédica, las neurociencias sólo son un pequeño apartado, y en la alma mater sonorense hay algunos grupos interesados en esta área.
“En mi experiencia de más de 46 años en la investigación de las neurociencias es muy importante el apoyo institucional, la paciencia, y también saber aterrizar las ideas. Estuve hace poco aquí en la Universidad impartiendo un par de conferencias porque están muy interesados en la interdisciplinariedad, y las neurociencias ya no se entienden sólo desde el punto de vista biológico, médico, de áreas para poder hacer los experimentos. Es un terreno muy fértil, y no veo por qué los jóvenes de la Unison no puedan embarcarse en esta disciplina, que es realmente fascinante”, apuntó
Una aventura fascinante
Romo Trujillo habló de su trabajo en el área de las neurociencias, carrera a la que describió como una aventura fascinante. Recordó cómo tuvo que salir de su tierra para estudiar Medicina en la Ciudad de México y asociarse rápidamente con el medio de la investigación, y que afortunadamente cayó en muy buenos grupos.
“Después nació la intención natural de emigrar, me fui al Colegio de Francia, institución gemela de El Colegio Nacional, al cual pertenezco, estuve tres años en París y por mi trabajo me otorgaron el Doctorado de Estado, que era el más complicado en Francia, porque tomaba de 15 a 20 años, yo lo hice en tres. Fue un periodo muy productivo en mi vida, no sólo desde el punto de vista científico.
“De ahí me fui a Suiza porque tenía otras inquietudes, fue un periodo de tres años extraordinario para mí, porque junto con mi colega alemán Wolfram Schultz hicimos descubrimientos que son fundamentales para el entendimiento del cerebro. Descubrimos un mecanismo que lo tenemos todos los humanos y casi todos los animales, que se llama la recompensa, porque todos los organismos se mueven en busca de algo, es un mecanismo central en el cerebro que media la satisfacción y la recompensa de los seres humanos, que si no lo cuidamos nos puede llevar a la depresión y nos puede llevar a situaciones psiquiátricas muy complejas”, explicó acerca de este mecanismo, que es considerado uno de los hallazgos más importantes de las neurociencias.
El científico sonorense, originario de Guadalupe de Ures, no conforme con eso se fue después a la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, para colaborar en el Departamento de Neurociencias de la Escuela de Medicina. Junto con el doctor Vernon Benjamin Mountcastle realizó estudios de las bases neuronales de la percepción sensorial y de la interfaz sensoriomotora.
“Caí en un sitio extraordinario porque trabajé directamente con quien en esa época era considerada la figura más importante de las neurociencias en ese país y, por lo tanto, en el mundo”, dijo.
En 1989 Ranulfo Romo regresó a México, y desde entonces ha sido investigador titular del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México, y desde 1990 imparte cátedra en la UNAM.
“Regresé a México con muchas ideas, pero era una época complicada como la que tenemos hoy en día, no había financiamiento, pero yo era joven, tenía 35 años, y quería hacer investigación en mi país, y ahora lo que hago en la Universidad lo disemino por el mundo a través de conferencias.
“En México, el 89 era un periodo muy difícil, con salarios bajos para los investigadores, el financiamiento venía del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Conacyt, pero yo tuve la fortuna de recibir un nombramiento de parte del Instituto Médico Howard Hughes, que financiaba en Estados Unidos a figuras para hacer progreso en la ciencia, y a partir de 1991 se abrió para México y Canadá también, y obtuve uno de los apoyos y con eso monté mi laboratorio y puse en marcha todas mis ideas”, compartió.
Entre sus investigaciones, dijo, están una cadena de descubrimientos dado su interés en saber cómo el mundo externo se representa en el cerebro, y dio las primeras pistas de cómo las neuronas arman esta función tan elemental de los seres humanos y de los animales, que es la representación visual, auditiva, etcétera.
También trabajó en manipular los circuitos cerebrales que pudieran tener implicaciones para personas cuadripléjicas, y que ya están inyectando algunos colegas a las máquinas en busca de que con el pensamiento se puedan mover éstas y brazos de robots.
“Nosotros aportamos las primeras pistas de que se puede leer la memoria en los circuitos de las neuronas, aportamos dónde y de qué forma es nuestra memoria, que tiene muchas implicaciones profundas también para las máquinas, para los neurocomputólogos, etc.”, señaló el investigador.
Los límites
Ranulfo Romo dijo que actualmente está interesado en estudiar la percepción del tiempo, un ingrediente muy importante en la vida del ser humano.
Puso como ejemplo a alguien que ha bebido bastante, que pierde la noción del tiempo y no puede coordinar sus acciones motoras o, incluso, percibir algunos eventos del mundo externo, lo que lo puede llevar a conductas peligrosas.
“Es muy interesante, y con esto quería concretar más o menos mi carrera científica, pero no sé cuánto se pueda extender esto, porque también la biología impone límites y es implacable, la biología dice hasta aquí llegaste y ya no se puede hacer más”, aclaró.
“Algunos dirán que lo que hacemos en los laboratorios tiene que ser útil, pero no hay saber útil sin los saberes inútiles, yo estoy más bien del lado del los inútiles, que hago que de vez en cuando se vuelvan útiles. La interfase entre la investigación básica, como la mía, y la práctica toma mucho esfuerzo, y mis colegas en Estados Unidos han tomado mucho de mi trabajo para hacer mover un robot con la mente de un sujeto. Yo quisiera que eso ya fuera un conocimiento práctico, pero toma tiempo, aunque va muy bien, en México también se podrá hacer, no por mí, pero puedo aportar mis conocimientos para facilitarlo, y eso sí sería algo útil”, destacó.
Tras concluir la reunión con los medios, en donde estuvo acompañado por el rector Enrique Fernando Velázquez Contreras; el secretario de Rectoría, Francisco Javier Castillo Yáñez, y el director de Comunicación, José Felipe Medina, el homenajeado Romo Trujillo, dijo considerarse una persona extremadamente normal, porque no carga sobre sus hombros ni los libros ni sus artículos ni nada.
“Mis pensamientos son muy sencillos y los pongo en práctica en el laboratorio, trato de vivir lo más austeramente posible, tener interacción con todo mundo, y por eso me considero un hombre totalmente normal”.
Fecha de publicación 31/05/2019