Refugios no bajan la guardia en frontera entre Juárez y El Paso: “los migrantes necesitan apoyo”
CIUDAD JUÁREZ, CHIHUAHUA , MX.˗˗˗ La hora del desayuno en el albergue El Buen Samaritano en Ciudad Juárez, México, es una labor que se divide entre los voluntarios y los migrantes que allí residen. Mientras esperan su momento para cruzar a EEUU, mujeres, hombres y niños buscan refugio de las bajas temperaturas y crean comunidad.
“Es muy bueno (tener estos servicios) porque no pagamos arriendo ni comida”, dijo a la Voz de América Ali Sánchez, una venezolana que llegó a Ciudad Juárez hace cuatro meses junto a su sobrino, su hijo pequeño, y su esposo, que en ocasiones logra conseguir trabajo para ahorrar dinero.
La mujer de 28 años y su familia están a la espera de acceder a la cita de CBP One y tener una entrevista con un agente migratorio en el puente que divide a Juárez con El Paso, Texas, sin embargo, aún no ha logrado agendarla.
“Pasamos muchas cosas… nos tomó cuatro días en el tren desde Durango para llegar aquí a Ciudad Juárez, México… lo más difícil es que veníamos con un grupo de vecinos y ellos se entregaron, entonces a nosotros nos borraron el registro para la aplicación y nos tocó hacerlo de nuevo”, contó Sánchez.
La joven y su familia aseguran que no buscan “una vida de lujos” en Estados Unidos sino “tener una estabilidad” que no encontraron en su natal Venezuela.
En El Buen Samaritano, que tiene capacidad para 150 personas, actualmente residen unas 33. Los migrantes lo atribuyen al alto número de personas que decidieron entregarse en diciembre pasado, cuando autoridades migratorias registraron alrededor de 300.000 encuentros con migrantes en la frontera suroeste de EEUU, el número más alto del que se tiene registro.
“Con la situación que se ha venido dando en este tiempo, donde la mayoría de los migrantes llegan pero se van y se entregan por la puerta 36, casi la mayoría de los albergues ahorita están en una capacidad muy mínima de personas albergadas”, dijo a la VOA el pastor Juan Fierro García, director del albergue El Buen Samaritano.
Fierro García, sin embargo, asegura que no bajan la guardia ante posibles cambios en el flujo de migrantes y tengan que estar de nuevo llenos a capacidad. “Las personas están desesperadas, quieren cruzar más pronto, por eso es que muchas personas prefieren mejor irse a entregar”, agregó.
Quienes esperan, reciben las tres comidas del día, acceso a atención psicológica y servicios espirituales en el albergue. Las mayores necesidades, agregó el pastor, van desde “un lugar donde quedarse” hasta la entrega de material de higiene personal.
“Son seres humanos que necesitan atención”: director del albergue El Buen Samaritano en Ciudad Juárez
“Hay que aceptarlos como son, como una familia, que ellos se sientan a gusto, que sientan el amor, porque ellos vienen pues de alguna manera muy desgastados psicológicamente, vienen muy mal”, contó Fierro García.
Pese al bajo flujo de migrantes, agregó, asegura es importante seguir ofreciendo los servicios pues “son seres humanos que necesitan esa atención, sean poquitos, sean muchos. Entre más acercamiento tengamos con ellos, ellos van a tener una mejor vida y van a tener mejores oportunidades”.
Las necesidades permanecen al otro lado de la frontera
En el lado estadounidense, quienes lograron cruzar, aún acuden a los refugios disponibles para tener un lugar donde dormir mientras consiguen el dinero para moverse a otras áreas del país.
Zobeida Rodríguez González, sus dos hijas de 16 y un año, y su esposo, llevan más de una semana en el refugio conocido como Welcome Center en El Paso, Texas donde llegó por consejo de personas en la ruta desde Venezuela que le aseguraban “era más fácil para las familias”.
Rodríguez González y su familia cruzaron el río y se entregaron a las autoridades luego de evidenciar un intento de secuestro en Ciudad Juárez. “Estábamos comprando algo para comer… cuando estábamos decidiendo llegó una camioneta, y yo vi un chico que se bajó, sacó un arma y nos tocó salir corriendo… tristemente agarraron a un señor y lo secuestraron, ahora no sé nada de él”, narró.
Ali Fernández (izquierda), una migrante venezolana de 28 años, y una migrante mexicana (derecha) sirven el desayuno en el albergue El Buen Samaritano de Ciudad Juárez, México, el 24 de enero de 2024.
Ali Fernández (izquierda), una migrante venezolana de 28 años, y una migrante mexicana (derecha) sirven el desayuno en el albergue El Buen Samaritano de Ciudad Juárez, México, el 24 de enero de 2024.
En ese momento, la mujer y su familia decidieron cruzar de manera irregular para ser procesados.
Aracely Lazcano, portavoz del Centro de Oportunidad para Personas Sin Hogar, que maneja varios refugios en El Paso, detalló a la VOA que después de las fiestas navideñas, “los números de personas que han llegado a nuestros centros empezaron a disminuir” y esta sería la segunda semana donde no están trabajando a capacidad.
El Welcome Center, por ejemplo, tiene actualmente 54 mujeres y niños durmiendo en su interior, de una capacidad de 110 personas. En los momentos de mayor afluencia de personas, contó Lazcano, han tenido que albergar hasta 180 personas.
Sin embargo, los líderes de los refugios están listos para una nueva ola de migrantes que podría suceder en los próximos días.
“Ahorita estamos viendo indicadores basados en el número de encuentros en la frontera, en el número de personas detenidas en los centros federales, en el número de personas que son liberadas diariamente, que posiblemente para la semana volvamos a operar sobre capacidad en todos nuestros centros”, dijo Lazcano.
La portavoz del albergue aseguró que el número de migrantes en la zona es fluida y quienes permanecen, aún tienen un “reto primordial de no saber a dónde ir cuando son liberados”.
En el lado mexicano de la frontera entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, el número de migrantes buscando refugio disminuyó considerablemente en las primeras semanas del año. Los albergues, sin embargo, no bajan la guardia ante un posible aumento en el flujo de personas buscando ayuda humanitaria.
CIUDAD JUÁREZ, MÉXICO / WASHINGTON —
La hora del desayuno en el albergue El Buen Samaritano en Ciudad Juárez, México, es una labor que se divide entre los voluntarios y los migrantes que allí residen. Mientras esperan su momento para cruzar a EEUU, mujeres, hombres y niños buscan refugio de las bajas temperaturas y crean comunidad.
“Es muy bueno (tener estos servicios) porque no pagamos arriendo ni comida”, dijo a la Voz de América Ali Sánchez, una venezolana que llegó a Ciudad Juárez hace cuatro meses junto a su sobrino, su hijo pequeño, y su esposo, que en ocasiones logra conseguir trabajo para ahorrar dinero.
La mujer de 28 años y su familia están a la espera de acceder a la cita de CBP One y tener una entrevista con un agente migratorio en el puente que divide a Juárez con El Paso, Texas, sin embargo, aún no ha logrado agendarla.
“Pasamos muchas cosas… nos tomó cuatro días en el tren desde Durango para llegar aquí a Ciudad Juárez, México… lo más difícil es que veníamos con un grupo de vecinos y ellos se entregaron, entonces a nosotros nos borraron el registro para la aplicación y nos tocó hacerlo de nuevo”, contó Sánchez.
La joven y su familia aseguran que no buscan “una vida de lujos” en Estados Unidos sino “tener una estabilidad” que no encontraron en su natal Venezuela.
En El Buen Samaritano, que tiene capacidad para 150 personas, actualmente residen unas 33. Los migrantes lo atribuyen al alto número de personas que decidieron entregarse en diciembre pasado, cuando autoridades migratorias registraron alrededor de 300.000 encuentros con migrantes en la frontera suroeste de EEUU, el número más alto del que se tiene registro.
“Con la situación que se ha venido dando en este tiempo, donde la mayoría de los migrantes llegan pero se van y se entregan por la puerta 36, casi la mayoría de los albergues ahorita están en una capacidad muy mínima de personas albergadas”, dijo a la VOA el pastor Juan Fierro García, director del albergue El Buen Samaritano.
Fierro García, sin embargo, asegura que no bajan la guardia ante posibles cambios en el flujo de migrantes y tengan que estar de nuevo llenos a capacidad. “Las personas están desesperadas, quieren cruzar más pronto, por eso es que muchas personas prefieren mejor irse a entregar”, agregó.
Quienes esperan, reciben las tres comidas del día, acceso a atención psicológica y servicios espirituales en el albergue. Las mayores necesidades, agregó el pastor, van desde “un lugar donde quedarse” hasta la entrega de material de higiene personal.
“Son seres humanos que necesitan atención”: director del albergue El Buen Samaritano en Ciudad Juárez
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“Hay que aceptarlos como son, como una familia, que ellos se sientan a gusto, que sientan el amor, porque ellos vienen pues de alguna manera muy desgastados psicológicamente, vienen muy mal”, contó Fierro García.
Pese al bajo flujo de migrantes, agregó, asegura es importante seguir ofreciendo los servicios pues “son seres humanos que necesitan esa atención, sean poquitos, sean muchos. Entre más acercamiento tengamos con ellos, ellos van a tener una mejor vida y van a tener mejores oportunidades”.
Las necesidades permanecen al otro lado de la frontera
En el lado estadounidense, quienes lograron cruzar, aún acuden a los refugios disponibles para tener un lugar donde dormir mientras consiguen el dinero para moverse a otras áreas del país.
Zobeida Rodríguez González, sus dos hijas de 16 y un año, y su esposo, llevan más de una semana en el refugio conocido como Welcome Center en El Paso, Texas donde llegó por consejo de personas en la ruta desde Venezuela que le aseguraban “era más fácil para las familias”.
Rodríguez González y su familia cruzaron el río y se entregaron a las autoridades luego de evidenciar un intento de secuestro en Ciudad Juárez. “Estábamos comprando algo para comer… cuando estábamos decidiendo llegó una camioneta, y yo vi un chico que se bajó, sacó un arma y nos tocó salir corriendo… tristemente agarraron a un señor y lo secuestraron, ahora no sé nada de él”, narró.
Ali Fernández (izquierda), una migrante venezolana de 28 años, y una migrante mexicana (derecha) sirven el desayuno en el albergue El Buen Samaritano de Ciudad Juárez, México, el 24 de enero de 2024.
Ali Fernández (izquierda), una migrante venezolana de 28 años, y una migrante mexicana (derecha) sirven el desayuno en el albergue El Buen Samaritano de Ciudad Juárez, México, el 24 de enero de 2024.
En ese momento, la mujer y su familia decidieron cruzar de manera irregular para ser procesados.
Aracely Lazcano, portavoz del Centro de Oportunidad para Personas Sin Hogar, que maneja varios refugios en El Paso, detalló a la VOA que después de las fiestas navideñas, “los números de personas que han llegado a nuestros centros empezaron a disminuir” y esta sería la segunda semana donde no están trabajando a capacidad.
El Welcome Center, por ejemplo, tiene actualmente 54 mujeres y niños durmiendo en su interior, de una capacidad de 110 personas. En los momentos de mayor afluencia de personas, contó Lazcano, han tenido que albergar hasta 180 personas.
Sin embargo, los líderes de los refugios están listos para una nueva ola de migrantes que podría suceder en los próximos días.
“Ahorita estamos viendo indicadores basados en el número de encuentros en la frontera, en el número de personas detenidas en los centros federales, en el número de personas que son liberadas diariamente, que posiblemente para la semana volvamos a operar sobre capacidad en todos nuestros centros”, dijo Lazcano.
La portavoz del albergue aseguró que el número de migrantes en la zona es fluida y quienes permanecen, aún tienen un “reto primordial de no saber a dónde ir cuando son liberados”.
Fecha de publicación jueves 25 de enero de 2024 / VOA