EL REINO DE LOS SÁTRAPAS: Crisis en la CTM
HERMOSILLO, SONORA. MX.GILBERTO ARMENTA. — El titular de la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol), Rosario Rodríguez Quiñones, dentro del foro de periodistas La Mesa Cancún, dijo tener aspiraciones para representar a la CTM, liderada de momento por Javier Villarreal Gámez.
Una semana después, el secretario en Hermosillo de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), Héctor Robles Núñez, dijo que el líder de la Sedesol ni siquiera pertenece a la CTM, y fue más lejos cuando dijo que no pertenece porque no ha pagado sus cuotas, y porque no tiene cartera al interior de la CTM.
Sin embargo, hay que aclarar que el chayo Rodríguez, dijo que participaría en la renovación del comité ejecutivo de la CTM, pero no dijo exactamente qué posición buscaría.
Respecto a lo declarado por Héctor Robles, en la página oficial de la misma, el chayo aparece como uno de seis suplentes del mismo Javier Villarreal Gámez.
Esta incongruencia de declaraciones por parte del líder cetemista hermosillense, no dicta otra cosa más que una intensa campaña interna de golpeteo, en la que, aparentemente, ya se está gestando la imposición.
Mire, y solo para conocer de fondo la conformación actual de la CTM, sepa usted que Javier Villarreal Gámez toma las riendas de manera interina en el 2010, ante la renuncia al cargo de Francisco Bojórquez Mungaray, y es electo en la renovación del comité del 2011.
Luego en el 2015, Javier Villarreal Gámez asume una diputación local plurinominal.
En esa elección, Rosa Isela Martínez haya perdió una diputación en tribunales electorales ante la representante del PAN, Carolina Lara Moreno, y esto le atizó más a la critica contra Villarreal Gámez, a quien se acusó de no haber defendido apropiadamente a Rosy Martínez, con la clara intención de convertirse él, en consecuencia, en ese diputado local plurinominal que se menciona arriba.
En medio de todo esto, se quedó justamente Héctor Robles Núñez, quien coqueteó con la posibilidad de asumir la dirigencia estatal de la CTM, ante una posible renuncia de Javier Villarreal Gámez.
Sin embargo, la especie nunca se cumplió, ya que, apegado a ese derecho, Villarreal Gámez dijo que ser diputado local, no estorbaba en nada con ser, al mismo tiempo, dirigente estatal de la CTM.
En ese sentido se dijo que un eventual conflicto de intereses podría no embonar bien en los intereses laborales de Sonora, representados al mismo tiempo, en lo sindical y en lo legislativo, por una misma persona.
Hasta hoy, varios conflictos laborales se han presentado en Sonora que, a ojo de buen cubero, no han sido bien defendidos por la CTM.
Conflictos entre taxistas y Uber, entre los mineros de Cananea, en la industria maquiladora, y entre el sindicado de choferes de transporte urbano de Hermosillo y Obregón, entre otros temas, le han dado puntillazos a la dirigencia estatal de le CTM, orillando a Javier Villarreal Gámez a moverse entre dos peligrosas aguas.
Bien dice el dicho que es difícil servir a dos amos, porque con ninguno de los dos se queda bien.
Esta inoperante acción (como así se le señala) podría ser la causa del golpeteo interno. Mire usted:
La CTM debe renovar el comité ejecutivo a finales de este año, y no hay aún una intención declarada de Javier Villarreal para re elegirse, pero si podría ser como para imponer a uno de los suyos, en la persona de Héctor Robles Núñez.
Por otro lado, sectores políticos al interior de la misma CTM, podrían estar buscando que cuadros nuevos, más apegados a su operación político/laboral, asuma las riendas de esta confederación, y Rosario Robles Quiñones cubre ese perfil a la perfección.
Como sea, el tono de voz, la intención de sus palabras, la aseveración en contra de un delegado federal, y la intentona por desacreditarlo como cetemista, coloca a Héctor Robles como el atalaya para encabezar ese golpeteo interno.
Se trata, finalmente, de debilitar a quien podría ser su contrincante en una elección interna que está por iniciar.
Pero, tratándose de la CTM, es un proceso de elección que va mucho más allá de lo sindical, o de la representatividad de sus trabajadores agremiados.
Es un espacio que exhibe, sin duda, un férreo control interno de parte de quienes encabezan la dirigencia actual, y se convertiría en uno que expusiera las inconformidades laborales de los trabajadores, apartados a la izquierda ante los intereses políticos de quienes, en la CTM, piensan que una curul forma parte de los beneficios a los que tienen derecho como dirigentes sindicales.
Finalmente, al gobierno estatal le interesa infinitamente más el interés y derechos de sus trabajadores, que cualquier otra cosa.
En tanto, Javier Villarreal Gámez ha dicho siempre que es cetemista primero, y político después.
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(Fecha de publicación 03052017)