Se complica la elección en el Partido Demócrata. En la madrugada se cae el sistema
MADRID, ESPAÑA. — La aplicación para transmitir los resultados se cayó. Lo sucedido supone un ridículo de proporciones astronómicas que cuestiona la capacidad demócrata de organizar sus propias elecciones y además es un golpe a la legitimidad del proceso.
Después de lo que pasó anoche – hora local – o en la madrugada de hoy – hora de España- en las primarias del Partido Demócrata con las que arranca el proceso de ese partido para buscar un candidato que dispute la Casa Blanca a Donald Trump en noviembre, hay una cosa clara: Vladimir Putin no tiene necesidad de interferir en las elecciones de EEUU. A ese país le basta y le sobra su propio talento para hacer de sus comicios un caos.
Un caos tal que los resultados de los caucus – un tipo de asambleas en las que el vencedor es elegido no por los votos, sino calculando a ojo qué candidato tiene más apoyos – no se sabrán hasta hoy, con más de 12 horas de retraso sobre el horario previsto.
La razón del retraso es que la app para teléfonos móviles empleada por los demócratas para trasmitir los resultados de sus 1.681 colegios cayó. Y la línea telefónica diseñada como alternativa para esa eventualidad, también. Como consecuencia, los líderes de los ‘caucus’ no pueden reportar los resultados de éstos. A medianoche, cinco horas después del inicio de los caucus, apenas se habían contabilizado el 3% de los votos, cuando el Partido Demócrata de Iowa esperaba haber tenido todos los resultados a las 9 de la noche.
No es solo un ridículo de proporciones astronómicas que cuestiona la capacidad demócrata de organizar sus propias elecciones. Es, también, un golpe a la legitimidad del proceso. El nuevo sistema de recuento había sido exigido por el candidato Bernie Sanders, que en 2016 perdió en Iowa por solo dos décimas en otros caucus cargados de escándalo, en este caso de fraude en favor de la ganadora, Hillary Clinton. Así que lo que reclamó Sanders fue algo básico en cualquier elección: que el Partido informara de las personas que habían dado su respaldo a cada aspirante. Algo de sentido común, pero que nunca se había hecho.
Todo parece indicar que, dado que las cifras iban a ser públicas, los voluntarios que dirigen los caucus habían puesto más cuidado del habitual en contar a quién apoya cada persona que acude a ellos. Eso ha ralentizado mucho un proceso que, de por sí, ya es complicadísimo. Y encima luego ha llegado el fallo de la app, diseñada nada menos que por la Universidad de Harvard y la empresa Shadow, propiedad de la organización sin ánimo de lucro demócrata ACRONYM. El Partido Demócrata de Iowa pagó 54.000 euros (60.000 dólares) a Shadow por el software que no ha funcionado.
Es, así pues, un desastre auto infligido que tendrá consecuencias serias en las demás primarias, sobre todo debido a la propensión de Sanders y sus seguidores a las teorías conspiratorias. A eso se suma un electorado poco motivado. A los caucus acudieron unas 170.000 personas, una cifra similar a la de 2016 y en línea con las expectativas, pero muy lejos de los 240.000 ciudadanos de 2008, cuando se batió el récord de participación. Entre los republicanos, que celebran primarias normales – o sea, por votación – apenas votaron 30.000 personas, el 20% respecto a 2016. Donald Trump se impuso con el 96% de los votos.
La sensación de caos ya era visible dentro de los propios caucus. Ése era el caso del colegio electoral número 38, situado en la calle 27 de la capital del estado, Des Moines, cuyo máximo responsable tuvo que dirigirse a la concurrencia con una súplica: «¡Tienen que dejar de moverse! ¡La están liando! Los números no encajan, así que voy a tener que volver a contarlos. Lo haré tan rápido como sea posible».
En buena hora se le ocurrió a Brad ser el presidente del colegio, que está situado en el polideportivo del campus de la Universidad Drake y, por tanto, tenía unos votantes muy jóvenes. En buena hora y en buen año: precisamente en el que los líderes de su partido habían anunciado que iban a dar las cifras del recuento. Y ahí entró en angustia el pobre Brad. Y, con él, los otros 1.680 presidentes de colegios electorales demócratas de Iowa.
Una pesadilla logística
Contar bien a los votantes – o sea, a los votos – se transformó en una pesadilla logística. Sobre todo porque los votantes pueden pedir explicaciones. Es lo que le pasó a Brad. Antes de que los votantes se juntaran en grupos que apoyan a cada candidato (porque en los caucus se juntan, pero no votan), había contado 400 personas. Cuando formaron los grupos, le salían 402.
¿Los asistentes se habían reproducido? Fuera cual fuera la razón, eso significaba que el número de corte a partir del que los grupos son «inviables» pasaba de 60 a 61. Porque para llegar a la segunda parte del caucus es necesario que cada grupo alcance al menos el 15% de los asistentes. Así, los caucus se prolongaban este año mucho más tiempo de lo normal. Es el problema de la democracia, «ese abuso de la estadística» como lo definió Jorge Luis Borges.
Tras más de una hora de caucus, Brad anunció los candidatos que habían quedado por debajo del 15%: el vicepresidente con Obama Joe Biden, la senadora por Minnesota Amy Klobuchar, y el empresario californiano Andrew Yang. Sus partidarios se juntaron entonces a los que habían excedido esa cifra: los senadores Bernie Sanders, Elizabeth Warren y Cory Booker, y el ex alcalde del pueblo de South Bend, Pete Buttigieg. Eso llevó otra buena media hora.
Dos horas después de que comenzara el caucus, Brad salió del terreno de juego del polideportivo con el aspecto de un hombre que está a punto de marearse en una barca (la frase es de Hemingway). Poco después regresó y anunció los delegados que había conseguido cada candidato: Warren y Buttigieg, dos cada uno; y Sanders uno, al igual que Booker.
Lo que no dijo Brad fue los votos de cada candidato en su colegio electoral. Paradójicamente, eso lo contó la CNN. Es decir: se enteró todo EEUU salvo los directamente afectados. Cómo lo supo esa televisión y no los asistentes al caucus queda para los anales de los misterios de las primarias de Iowa.
El caos del colegio 38 era representativo de lo que pasaba en toda Iowa. Algunos de los resultados parecen estar repitiéndose en otros lugares, en especial el poco apoyo a Biden y, hasta cierto punto, a Sanders. Por ahora, sin embargo, todavía falta mucho hasta que haya resultados dignos de tal nombre.
PUBLICADO EL 04/02/2020)