Se desacelera consumo interno, advierte Bancomer
CIUDAD DE MÉXICO. MX.LAJORNADA.— Un mejor desempeño del sector de los servicios, que aporta dos terceras partes del valor de la economía, llevó a BBVA Bancomer a elevar de 1.6 a 2.2 por ciento su previsión de crecimiento del producto interno bruto (PIB) este año. El mayor intermediario financiero del país advirtió de una desaceleración en el ritmo de consumo interno, provocado principalmente por el deterioro en el poder de compra de los salarios a causa de la inflación.
La economía creció bastante por encima de lo esperado en el primer semestre de este año y lleva cuatro trimestres con repuntes por encima de 2.3 por ciento, que es mejor a lo visto en los últimos años, dijo este jueves Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA Bancomer.
El mayor dinamismo de la economía obedece principalmente al desempeño del sector de los servicios –donde se incluye la actividad financiera, comercio, telecomunicaciones y turismo, entre otros— y el crecimiento de las exportaciones, explicó.
En términos anuales, el sector de los servicios ha crecido en torno a 4 por ciento, casi el doble que el conjunto de la economía.
El dinamismo de los servicios ha compensado el débil desempeño de la actividad industrial, que se mantiene estancada, en parte por la caída en la capacidad de compra de los salarios, expuso Carlos Serrano, en la presentación del informe Situación México, elaborado por el grupo financiero.
“Lo que ocurre es que, sobre todo, el sector de servicios tiene un muy buen desempeño, al tiempo que la industria se mantiene débil. Sobradamente ha compensado a la industria, que no crece”, apuntó. Sin embargo, dijo, el dinamismo en los servicios depende de otros sectores, en particular las manufacturas, que pasa por una debilidad que será superada cuando se recupere la demanda interna.
Anticipa debilidad en la segunda mitad del año
No obstante el dinamismo observado en la primera mitad del año, que superó las previsiones hechas en enero, Carlos Serrano anticipó una “moderación” en la actividad en el segundo semestre, provocada por una desaceleración en el consumo interno.
“Lo que ocurre es que la inflación resta al poder adquisitivo de las familias. Habíamos tenido una inflación baja en 2015 y 2016 (cuando se reportó el menor registro histórico, de 2.3 por ciento anual) y eso hacía que los salarios reales crecieran, lo que dinamizaba el consumo”, apuntó. “Hoy ocurre lo contrario porque al aumentar la inflación caen los salarios reales y eso incide el consumo. Esto será temporal, pero incidirá en la segunda mitad del año”, añadió.
En la segunda quincena de agosto, la inflación fue de 6.59 por ciento, en comparación con el nivel del mismo periodo de 2016, según reportó esta mañana el Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Con esto, el nivel de precios es el mayor en ocho años.
Una segunda razón que provocará una moderación del crecimiento de la economía en la segunda mitad del año, explicó Serrano, es que la inversión mantiene tasas negativas de crecimiento, sobre todo por los ajustes en el gasto gubernamental, que ha afectado la construcción de obra pública.
“Con todo esto diría que la economía mexicana ha sido más resistente de lo que esperaban el mercado y todos los analistas. El sector servicios resistió bien y la incertidumbre generada por la elección en Estados Unidos se diluyó rápido”, sostuvo.
Mantener el ajuste de gasto, aun en año de elecciones
En 2017, y por primera vez en una década, disminuirá el monto de la deuda pública como proporción del tamaño de la economía, anticipó Serrano.
Al cierre de este año, el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público (SHRFSP), la medida más amplia del endeudamiento público, se ubicará en un monto equivalente a 48 por ciento del producto interno bruto, 2.1 puntos porcentuales menos que en 2016, de acuerdo con la información presentada por el economista en jefe de Bancomer.
La reducción en el monto de la deuda, cuyo crecimiento provocó cambios en la perspectiva de calificación de las obligaciones del sector público, es el resultado del proceso de consolidación fiscal emprendido por el gobierno federal a través de esfuerzos por elevar la recaudación y reducir el gasto, expuso.
De hecho, si en el rubro de gasto se excluyen las obligaciones financieras, participaciones y la aportación al pago de pensiones, el recorte del gasto público ha sido del orden de 8.2 por ciento este año, una magnitud relevante, añadió.
Explicó que no existe un monto que se considere apropiado de endeudamiento de la deuda pública. En el caso de México, dijo, lo que llamó la atención de analistas y agencias calificadoras fue el ritmo a que creció en los últimos años.
De acuerdo con datos oficiales, en los últimos siete años la deuda pública se incremento en 12 puntos porcentuales del PIB.
“Sería bueno bajar el nivel de la deuda a menos de 40 por ciento del producto interno bruto para que hubiera margen de maniobra en caso de choques externos. Eso podría mejorar la calificación de la deuda del gobierno y así se mejorarían las condiciones de financiamiento”, añadió.
En este sentido, consideró necesario que en el paquete económico para 2018, que el gobierno federal presentará al Congreso el 8 de septiembre, es fundamental que se mantenga la decisión de generar un superávit primario, es decir, que los ingresos fiscales sean mayores a los gastos, antes de considerar el pago de intereses de la deuda.
Tradicionalmente en años de elección presidencial, como será 2018, el gobierno federal incrementa el gasto público. “Es fundamental que esto no ocurra. El tema más importante es que México vuelva a tener en 2018 un superávit fiscal primario, de tal suerte que la deuda siga disminuyendo. Lo más importante es que no se caiga en la tentación de aumentar el gasto en un año electoral, porque eso podría revertir la caída de la deuda e imprimir presión a las finanzas públicas”, dijo.
(Fecha de publicación 24082017 con información de Roberto González Amador)